I
Acababa noviembre cuando te encontré. El cielo estaba azul y
los árboles muy verdes. Yo había dormitado largamente, cansada de esperarte, creyendo
que no llegarías jamás. Decía a todos: mirad mi pecho, ¿veis?, mi corazón está
lívido, muerto, rígido. Y hoy, digo: mirad mi pecho: mi corazón está rojo,
jugoso, maravillado.
III
Esta madrugada, mientras reposaba, has pasado por mi casa. Con
el paso lento y el aliento corto, para no despertarme, te deslizaste a la vera
de mi balcón. Yo dormía, pero te vi en sueños pasar silencioso: estabas muy
pálido y tus ojos me miraban tristemente, como la última vez que te vi. Cuando
desperté, nubes blancas corrían detrás de ti para alcanzarte.
VI
Por sobre todas las cosas amo tu alma. A través del velo de tu
carne la veo brillar en la obscuridad: me envuelve, me transforma, me satura,
me hechiza. Entonces hablo para sentir que existo, porque si no hablara mi
lengua se paralizaría, mi corazón dejaría de latir, toda yo me secaría
deslumbrada.
en Poemas de amor (Descontexto Editores),
2016
Primera edición,
1926
Ilustración:
Alexandra Zamorano, de “Alma desnuda”
(texto de
Alfonsina Storni e ilustraciónes de Alexandra Zamorano),
Flor Azul Ediciones, 2017
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