Quiero
ver a mi amado ausente
a
través de innumerables montes,
más
allá de estos ríos diáfanos.
Pero
sólo veo una blanca nube
de
pelusas de sauces llorones
y
rosadas flores de duraznos.
Una
brisa fragante invade mi alcoba.
Cierro
la puerta que tanto pesa,
para
no ver las interminables lluvias.
Temo
que llegue la noche,
y
no lo puedo evitar.
Estoy
angustiada y triste.
Nuevas
huellas de lágrimas
cubren
las antiguas en la almohada.
Siento
el corazón quebrantado.
Esta
primavera la túnica
me
queda cada vez más ancha.
en Poesía clásica china, 2001
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