Ojalá
crezcan esta noche cañas por los
Ríos,
que sin cesar se hinchan,
De
tus venas. La huida de la luz causa el
Clamor
tenebroso. Después, de pronto.
Todo
es pura nada, sólo un cadáver descubierto,
En
el desnudo brazo del tiempo, en un
Largo
callejón de humo, el último cúmulo
De
fuego vespertino, como campanas y
Tambores,
queda sepultado en el pálido sueño
De
mi ser. Una tormenta de polvo corre
Con
el viento por el camino y al final llega a la
Temprana
muerte de una espiga de trigo
Y,
como un río, se alza con furia sosegada.
en El barco de las orquídeas
(Kenneth Rexroth y
Ling Chung, compiladores), 2007
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