sábado, septiembre 19, 2015

“El brindis del bohemio”, de Carlos Pezoa Véliz








No escupáis a los beodos que perecen
aturdiendo en el vino sus dolores;
si odiáis a la embriaguez, odiad las flores
que ebrias de sol en la mañana crecen.

Los ojos de las vírgenes ofrecen
la sublime embriaguez de los amores
y los besos son báquicos licores
que al caer en los labios… ¡estremecen!

Embriagada de luz, Ofelia vaga
en las sombras de un campo desolado;
el sacerdote en el altar se embriaga

con la sangre de Dios crucificado,
¡y el poeta mirando de hito en hito
la gran pupila azul del infinito!


en El soneto chileno, 2013









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