Una
atractiva rubia se echa el sombrero de cowboy hacia atrás sobre la cabeza. Es
para poder meterse en la boca toda la verga de un cowboy sin clavarle en el
vientre el ala del sombrero. Esto tiene lugar sobre la tarima de un bar
abarrotado. Ambos están desnudos y embadurnados de pastel de chocolate y nata
batida. Se trata de lo que llaman el «Concurso Mixto de Pintura Corporal». El
escenario está cubierto de una alfombra roja. Las luces son fluorescentes. El
público corea: «¡Que la chupe! ¡Que la chupe!».
El
cowboy rocía el culo de la rubia de nata batida y se pone a comérsela. La rubia
lo masturba con la mano llena de pastel de chocolate. Otra pareja sube al
escenario y el hombre lame el pastel que ella tiene sobre la vulva afeitada.
Una chica con una cola de caballo castaña y un top sin espalda le chupa la
verga a un muchacho. Y todo esto mientras el público canta «You’ve Lost That
Loving Feeling».
Cuando
la chica se está yendo del escenario, una de sus amigas grita: ¡Se la has
chupado, puta!
El
local está abarrotado, la gente fuma puros, bebe cerveza Rainier, bebe
Schmidt’s y Miller, y come gónadas de toro rebozadas y bañadas en salsa
ranchera. Huele a sudor, y cuando alguien se tira un pedo, el pastel de
chocolate deja de parecer pastel.
Es el
Festival del Testículo del Rock Creek Lodge, que acaba de empezar.
Estamos
a unos veinticinco kilómetros al sur de Missoula (Montana), donde este mismo
fin de semana se han reunido drag queens
de una docena de estados para coronar a su emperatriz. Por esa razón han venido
al pueblo cientos de cristianos: para sentarse en sus sillas de jardín en algún
rincón tranquilo y señalar a las drag
queens que se pavonean en minifalda y a los quince mil motociclistas
vestidos de cuero que rugen por la ciudad montados en sus choppers. Los
cristianos señalan y gritan: ¡Demonio! ¡Te veo, demonio! ¡No te puedes
esconder!
Durante
un solo fin de semana, el primero de septiembre, Missoula es el centro del
maldito universo. En el Rock Creek Lodge, la gente se pasa el fin de semana
subiendo la «Escalera al cielo», o sea, el escenario al aire libre, para hacer,
bueno... ya saben.
A un
tiro de piedra al este, los camiones que circulan por la carretera interestatal
90 hacen sonar las bocinas mientras las chicas del escenario pasan la pierna
por encima de la barandilla y menean vigorosamente sus vulvas afeitadas. A
medio tiro de piedra al oeste, los trenes de carga de la Burlington Northern
aminoran la marcha para ver mejor al tiempo que hacen sonar las sirenas.
–Monté
un escenario con trece escalones –dice el fundador del festival, Rod Jackson–.
Siempre se puede usar como patíbulo.
Salvo
por el hecho de que está pintado de rojo, el escenario parece un patíbulo. Durante
el concurso femenino de camisetas mojadas, y con el escenario rodeado de
motociclistas, universitarios, yuppies, camioneros, cowboys flacos y palurdos,
una rubia con unos tacones altos que repiquetean con un ruido metálico pasa una
pierna por encima de la barandilla del escenario y flexiona la otra para que el
público pueda extender el brazo y meterle los dedos.
El
público corea: ¡Sexooo! ¡Sexooo! ¡Sexooo!
Una
rubia con el pelo corto y un piercing en los labios vaginales agarra la
manguera del organizador del concurso de camisetas mojadas. Se da una ducha
vaginal con la manguera y luego se agacha en el borde del escenario para rociar
al público.
Dos
morenas se lamen las tetas mutuamente y se dan un beso con lengua. Otra mujer
sube a un pastor alemán al escenario. Se reclina hacia atrás y mueve
enérgicamente las caderas al tiempo que sujeta el hocico del perro entre las
piernas. Una pareja vestida de exploradores se sube al escenario y se desnuda.
Copulan en un montón de posturas distintas mientras el público corea:
–¡Culéatela!
¡Culéatela!
Una
universitaria rubia apoya los dos pies en la barandilla del escenario y baja
lentamente su vulva hasta la cara sonriente del organizador del concurso, Gary
el Manguera, mientras el público canta «London Bridge is Falling Down». En la
tienda de souvenirs, gente desnuda y quemada por el sol hace cola para comprar
camisetas (11,95 dólares). Hombres con tangas negros del Festival del Testículo
(5,95 dólares) compran consoladores hechos a mano llamados «Taladradores de
Montana» (15 dólares). En el escenario al aire libre, bajo el poderoso sol de
Montana, mientras los coches hacen sonar la bocina y los trenes hacen sonar la
sirena, un Taladrador desaparece dentro de una mujer desnuda. La fila de
compradores de recuerdos pasa junto a un barril lleno de bastones, cada uno de
un metro de largo, de color marrón cuero y de tacto pegajoso. Una mujer
corpulenta que hace cola para comprar una camiseta dice: Son vergas secas de
toro. Y me cuenta que los penes se pueden conseguir en carnicerías o en
mataderos y que luego se tensan y se desecan. El acabado es como el de los
muebles, se lijan y se les da varias capas de barniz. Un hombre desnudo que
está en la cola detrás de ella, con todo el cuerpo igual de marrón y flexible
que los bastones, le pregunta a la mujer si alguna vez ha fabricado uno. La
mujer corpulenta se ruboriza y dice: Nooo... Me daría vergüenza pedirle una
verga de toro al carnicero.
Y el
hombre flexible dice: Probablemente el carnicero pensaría que es para usarla
tú.
Y todo
el mundo en la fila, incluida la mujer, se ríe y se ríe sin parar.
Cada
vez que una de las mujeres del escenario se pone en cuclillas se eleva un
bosque de brazos, cada uno de ellos sosteniendo una cámara desechable de color
naranja, y el chasquido simultáneo de los obturadores recuerda el canto de los
grillos. Aquí una cámara desechable cuesta 15,99 dólares.
Durante
el «Concurso Masculino de Torso Desnudo», el público corea: «¡Verga y huevos!
¡Verga y huevos!», mientras los motociclistas borrachos y los cowboys y los
estudiantes de la Universidad Estatal de Montana hacen cola para desnudarse en
el escenario y balancear sus partes delante de la multitud. Un doble de Brad
Pitt menea vigorosamente su erección. Una mujer le mete la mano entre las
piernas desde detrás y lo masturba hasta que él se gira de golpe y le da un bastonazo
en la cara con la verga tiesa. La mujer lo agarra y se lo lleva del escenario.
Los
viejos se sientan encima de troncos, beben cerveza y tiran piedras a los
retretes portátiles de fibra de vidrio donde orinan las mujeres. Los hombres
mean en cualquier parte. A estas alturas el aparcamiento está pavimentado de
latas de cerveza aplastadas.
Dentro
del Rock Creek Lodge, las mujeres se agachan debajo de una estatua de tamaño
natural de un toro y le besan el escroto para que les dé buena suerte.
En un
camino de tierra que limita un extremo de la propiedad, varias motos participan
en un concurso de «Muerdepelotas». Mientras los hombres conducen a toda
velocidad, las mujeres, sentadas en la parte trasera de las motos, intentan
arrancar de un bocado un testículo colgante del toro.
Lejos
del grueso del público, una estela de hombres conduce al campamento de
caravanas y carpas, donde dos mujeres se están vistiendo. Las dos se describen
a sí mismas como «dos chicas normales y corrientes de White Fish, con trabajos
normales y todo eso».
Una
dice: ¿Oíste ese aplauso? Hemos ganado. Está claro que hemos ganado.
Un
joven borracho les dice: ¿Y qué han ganado?
Y la
chica dice: No hay premio ni nada de eso, pero está claro que hemos ganado.
en
Error humano, 2004
Para
los interesados en asistir alguna vez a tan magno evento,
mayores
informaciones en:
http://testyfesty.com/
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