viernes, enero 09, 2015

“Óyeme porque te invoco”, de Ernesto Cardenal







Salmo 4


Óyeme porque te invoco, Dios de mi inocencia
Tú me libertarás del campo de concentración

¿Hasta cuándo los líderes seréis insensatos?
¿Hasta cuándo dejaréis de hablar con slogans
y de decir pura propaganda?

Son muchos los que dicen:
                        ¿quién nos librará de sus armas atómicas?
Haz brillar, Señor, tu faz serena
sobre las bombas

Tú le diste a mi corazón una alegría
mayor que la del vino que beben en sus fiestas

Apenas me acuesto estoy dormido
y no tengo pesadillas ni insomnio
y no veo los espectros de mis víctimas
No necesito Nembutales
                        porque tú, Señor, me das seguridad



en Salmos, 1964







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