jueves, octubre 23, 2014

“Cómo lo hicimos”, de Muriel Rukeyser







Todos viajamos hasta ese gran salón,
algunos desde muy lejos
sonreímos a los que conocíamos
no estábamos cuando hablamos muy de acuerdo
nuestros corazones latían apresurados pensando en la
mañana
cuando caminaríamos por la ruta.

Hablamos. Hasta muy tarde. Siempre en desacuerdo.
Sabíamos que subiríamos la escalinata del Senado.
Sabíamos que haríamos nuestro reclamo,
que exigiríamos: “sean fuertes: acaben la guerra”.
¿Cómo lo haríamos? ¿Qué pediríamos?

“Seremos amonestados,” dijo uno, “Nos amonestaran y nos
apresarán”.
“Podemos hablar e irnos”.
“Podemos acostarnos en el suelo como un señal de duelo”.
“Podemos acostarnos en el suelo como una forma de hablar,
hablando de todos los muertos en Asia”.

Entonces Eqbal dijo: “Nosotros no somos en este momento
un grupo revolucionario, somos un grupo de protesta.
Que algunos pues puedan largarse,
otros que se queden quietos hasta que quieran irse,
otros que se acuesten y otros que sean arrestados.
Que cada uno haga lo que quiera mañana”.

El semblante de Eqbal se tornó oscuro.
Habló un doctor... de amistades hechas en la cárcel.
Nos miramos a los ojos
cuando partimos a nuestras habitaciones, a dormir,
esperando la mañana.



en Antología de poesía norteamericana, 2007













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