Para
que nos separáramos,
el
cielo debiera bajar a la tierra,
y
la tierra subir al cielo.
Para
que nos separáramos,
el
este y el oeste debieran invertirse,
y
el mandarín convertirse en vasallo.
Tú
no puedes dejarme,
ni
yo abandonarte.
inseparables
en la vida,
y
también en la muerte,
en
la Fuente Amarilla.
Allí
tú y yo seremos
una
amorosa pareja
de
manes o fantasmas.
en Poesía clásica china, 2001
No hay comentarios.:
Publicar un comentario