A la derecha el alba de estío despierta las hojas y los
vapores y los ruidos de este rincón del parque, y los taludes de la izquierda
conservan en su sombra violeta las mil rápidas huellas del camino húmedo.
Desfile de encantamientos. En efecto: carros cargados de animales de madera
dorada, de mástiles y de lonas abigarradas, al galope tendido de veinte
caballos de circo jaspeados, y los niños y los hombres sobre sus más asombrosos
animales: veinte vehículos repujados, empavesados y floridos como carrozas
antiguas o de cuentos, llenos de niños ataviados para una pastoral
suburbana. E incluso ataúdes bajo su dosel de noche irguiendo los penachos de
ébano, pasando al trote de grandes yeguas azules y negras.
en Iluminaciones, 1874
1 comentario:
genial
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