¿Quién
diablo te ha metido en ser poeta
siendo
para aguador un buen moreno,
o
para andar vendiendo alfalfa o heno,
o
dando el cordobán con la maceta?
¿Por
qué, retrato al vivo de soleta,
lebrel,
podenco, galgo, y mastín bueno,
estando
como estás de pulgas lleno
te
dejas de rascar y sigues veta?
Tú,
Pachón, para aquí, échese el perro,
y
no se me levante ni me ladre,
ni
gruña, ni se enrosque ni alce el ceño;
ni
piense con las uñas de su madre
escarbando
sacar del santo entierro
los
venerables huesos de mi padre.
en El soneto chileno, 2013
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