viernes, febrero 28, 2014

“Son procesos desestabilizadores con retórica democrática". Entrevista a Pedro Brieger, de Juan Ciucci





¿Cuál es tu análisis de la situación en Venezuela?
Creo que para entender la situación de hoy en Venezuela hay que remontarse a las elecciones de 1998 cuando Chávez obtiene una amplia mayoría en la votación frente a la desintegración de los dos partidos tradicionales venezolanos que, en los últimos 40 años se repartieron el poder y manejaron la política económica. De ahí en más se abre una situación novedosa para Venezuela, de un gobierno que comienza a radicalizar su discurso a favor de lo que se llaman los sectores populares, los sectores más postergados, efectivamente postergados en una Venezuela que había tenido ingresos multimillonarios del petróleo. Se decía en 1998 que Venezuela había dilapidado cerca de 200 mil millones de dólares de ingresos petroleros o se lo habían llevado los sectores corruptos ligados al poder político, que es lo que explica también la desintegración de esos partidos.

Esos dos partidos no se desintegran por la mala dirigencia, por arte de magia o por la aparición de Chávez. Chávez es el emergente de la desintegración de esos partidos políticos que se habían robado prácticamente todo de Venezuela y se habían repartido el poder durante 40 años. De ahí en más, cuando comienza un proceso de cambio político y económico profundo en Venezuela, los sectores que habían quedado marginados y algunos nuevos sectores políticos que emergieron a raíz de la llegada al poder de Hugo Chávez, hicieron todo lo posible para derrocar a Chávez. En ese contexto se da el golpe de estado del 2002.

Después probaron todas las estrategias, en las electorales fueron perdiendo una elección tras otra. Hay que recordar que en 15 años ganaron una sola de manera clara, que fue un intento de reforma constitucional para que Chávez pudiera acceder a un nuevo mandato, algo que en su momento fue rechazado por la mayoría de la población. Pero Chávez fue ganando una tras otra todas las elecciones, incluso, la oposición perdió el referéndum revocatorio. Y hay que tomar en cuenta que en los últimos dos años perdieron cuatro elecciones. Capriles pierde con Chávez en el 2012, pierden las municipales del 2012, Maduro le gana a Capriles en el 2013 y las municipales del 2013 también las gana el chavismo. Frente a esto la oposición queda en una situación desesperada, más allá de no poder rechazar la legitimidad del triunfo de Chávez. Es una postura ambivalente porque por un lado dicen que es una tiranía y por eso ganan las calles, pero por otro lado dicen que ellos respetan la institucionalidad democrática. Y se encuentran en un laberinto. ¿Cómo hacer para derrocar a Chávez? Allí es donde comenzaron las diferencias internas también, un sector aparentemente liderado por Capriles plantea que hay que tener una solidez institucional a través también de movilizaciones pero a través del trabajo institucional para convocar a un referéndum revocatorio en el 2016. Que es cuando se cumple la mitad del mandato de Maduro y que la Constitución venezolana permite efectivamente la convocatoria a través de la juntada de 4 millones de firmas a un referéndum revocatorio, algo que intentaron con Chávez y fracasaron.

Y hay un sector que dice que para el 2016 falta mucho, faltan dos años y no podemos esperar, hay una tiranía, la gente quiere el cambio y además, no podemos soportar más este gobierno. Hay que explicar que a medida que este gobierno se sostiene y los cambios que va llevando adelante, obviamente gana adeptos y puede debilitar a la oposición que se queda sin estrategia. Creo que ese es el contexto que permite entender ahora porque los sectores más radicalizados, encabezados por Leopoldo López y Machado dicen “hay que ganar las calles, la situación no da para más, este gobierno se cae”. Por lo tanto, en la interpretación que ellos hacen hoy en día es que el gobierno se cae, lo que nosotros tenemos que hacer es empujarlo. Esta es la lectura que ellos hacen de una realidad que me parece que no es así.

Además tienen otro problema porque no tienen mayoría en el parlamento, por eso no pueden apelar a un golpe parlamentario como fue el caso de Fernando Lugo en Paraguay o el de Zelaya en Honduras, ni Lugo ni Zelaya tenían mayoría parlamentaria. Maduro la tiene, por lo tanto no pueden llevar adelante un golpe parlamentario y tampoco pueden utilizar a los militares ¿Qué les queda? Les queda desestabilizar, evitar que este gobierno pueda gobernar, debilitarlo, crear confusión, manifestaciones callejeras, todo esto debilita al gobierno. Cualquier gobierno se ve debilitado cuando hay movilizaciones en las calles, cuando hay muertos, cuando hay inestabilidad. Porque no puede gobernar bien un gobierno que está dedicado a apagar los focos de incendio que se le dan todos los días en diferentes provincias, eso es claramente un plan para desestabilizar.

En ese marco el gobierno también hace mención a la injerencia extranjera, eso lo remarcaba como una especie de reacción ante lo que fue el encuentro de la CELAC en La Habana. ¿Cómo analiza eso?
Es muy difícil saber exactamente cómo están interviniendo fuerzas extranjeras, no cabe la menor duda que desde EEUU se apoyó y se apoya a los sectores opositores, con dinero, con formación política, lo hicieron en el 2002 y lo siguen haciendo hasta el día de hoy, eso no es nuevo. También es verdad que hay condiciones internas que permiten que el apoyo financiero tenga algún efecto político. Está claro que el desabastecimiento es un problema heredado que el gobierno no logra resolver, está claro que hay problemas económicos, está claro que hay problemas de seguridad en las calles, hay muchas muertes, hay mucha violencia, este es un problema heredado, tampoco es un problema ni de Maduro ni del chavismo. Yo cubrí las elecciones en Venezuela en diciembre del ’98 y ya en ese momento me habían dado todo tipo de advertencias apenas llegué a Caracas respecto del tema de la seguridad en las calles, cómo caminar, por donde caminar.

El problema no es nuevo, el problema que tiene este gobierno es que no lo resuelve, entonces el reclamo de la población tiene que ver con los problemas de hoy, no con los problemas de ayer ni de años y es el gobierno el que tiene que resolver los problemas de la violencia y no lo logra hacer por múltiples motivos. Pero no logra dar una respuesta a un problema que es real, la violencia en las calles, el problema de la economía, el problema del desabastecimiento, no logra encontrarle la vuelta al problema del aumento de los precios, al problema de las corridas bancarias. Además hay muchos señalamientos, incluso internos de altos niveles de corrupción, esto también existe, ya no alcanza con decir que la corrupción reinaba en otra época, que se daba hace 20 años, hay corrupción hoy, esto también es real, son varios los problemas que enfrenta este gobierno.

¿Cómo analiza la tensión que pueda existir entre la legitimidad de algunos de los reclamos que hacen los que salen a las calles y la intención golpista que tienen otros sectores?
Está claro que la oposición apuesta al descontento real para movilizar y tomar al gobierno, de eso no cabe la menor duda, hace lo que hace cualquier sector opositor en cualquier otro país cuando su objetivo es debilitar a un gobierno. Se monta sobre un reclamo real, sobre un descontento real y logra movilizar a diferentes sectores, en este caso, sectores de estudiantes que se oponen al gobierno y que están con las filas de la oposición que creen que lo que hay en Venezuela es un gobierno castrista manejado por los comunistas cubanos. Hay un odio muy profundo, una polarización muy profunda en Venezuela y ese discurso creo que cala en diferentes sectores, no solamente en sectores de capas medias y altas, sino también en sectores populares que ven que los problemas de la vida cotidiana existen y que es este gobierno el que no logra resolverlos.

¿Cómo analiza a nivel regional y global esta situación? ¿Le parece que eso también es un plan en toda América, tiene que ver con la multipolaridad que se está dando en todo el mundo?
Yo no creo que exista un plan organizado desde la Casa Blanca para tumbar a todos los gobiernos, sí creo que desde la Casa Blanca hay una visión regional que plantea que hay que tener gobiernos afines y cuando no hay gobiernos afines, hay que sostener a los grupos opositores para debilitar a estos gobiernos. Lo han hecho en Venezuela, en Ecuador, en Argentina, en Bolivia. En este conjunto de países progresistas, en el amplio sentido de la palabra, como digo siempre porque es muy difícil encasillarlos. Está claro que desde EEUU y los sectores de la derecha regional lo que hacen es buscar la desestabilización de estos gobiernos, debilitarlos para que caigan. En el caso de que exista una coyuntura como la de Honduras y Paraguay, de gobiernos débiles porque no tienen la mayoría parlamentaria, está claro que se puede apelar al recurso parlamentario para sacarse de encima presidentes progresistas.

Además con una nueva modalidad que es acusar al gobierno de turno de ser anticonstitucional, de violar la constitución. Tanto en la Argentina, en Bolivia, en Ecuador, en Venezuela, y en Honduras, el eje de la acusación pasa por sostener que los gobiernos son los que violan las constituciones, por lo tanto, son gobiernos ilegítimos que llegaron al poder pero que hoy violan la constitución, por lo tanto hay una legitimidad al destituirlos. Esto fue lo que pasó en Honduras y en Paraguay, se construyó una legitimidad discursiva para destituir a Fernando Lugo y a Manuel Zelaya, incluso, de manera inteligente respetando en los dos casos el cronograma electoral, porque ellos no decían que era un golpe de estado, negaron que lo fuera, a mi juicio lo fueron, fueron golpes parlamentarios, en los dos casos y con ayuda militar en el caso de Honduras.

Pero lo que decían de manera inteligente era que ellos iban a respetar el cronograma electoral, no suprimieron a los partidos políticos, sólo los debilitaron, Lugo no fue arrestado, pudo continuar en Paraguay a diferencia de Zelaya que tuvo dificultades para regresar. Está claro que en los casos donde se los puede derrocar, desde EEUU se contribuye a derrocarlos de manera directa o indirecta. Pero no hay que pensar en los términos de los golpes de estado de la década del ’70: donde cierran el parlamento, anulan procesos electorales, prohíben partidos políticos o sindicatos. Esto no es así, no es esa variante lo que se está dando, lo que hay son procesos desestabilizadores mucho más complejos con un discurso además muy basado en la retórica democrática a pesar de que algunos de estos sectores, claramente como en el caso de Venezuela, han participado del golpe de estado del 2002. EEUU financia los sectores opositores sin lugar a duda a través de todo tipo de instituciones, ONGs, organizan cursos y seminarios para formar nuevas generaciones de políticos, esto lo hacen todo el tiempo, tienen diálogos con sectores de la Fuerzas Armadas o con la policía como en el caso de Ecuador, sin lugar a dudas. Pero son mucho más inteligentes, han aprendido también de las experiencias anteriores y buscan debilitar los procesos de integración, buscan debilitar MERCOSUR, buscan debilitar UNASUR, buscan partir en realidad todos esos procesos, no lo han logrado. De hecho la CELAC nació y la OEA está bastante debilitada, pero no dejan de apostar a eso. La Alianza del Pacífico es un recurso, por ejemplo, cuatro países importantes que se contrapongan por lo menos en el discurso, después si lo logran es otro tema, a la CELAC o a la UNASUR.








en Agencia Paco Urondo, 21 de febrero, 2014













jueves, febrero 27, 2014

“Libertad”, de Boris Vian










En el umbral de tu hogar
En el suelo reluciente
En la caja del piano
Escribo tu nombre

En el primer peldaño
En el segundo y en los demás
En la puerta de tu casa
Escribo tu nombre

En las paredes de nuestra alcoba
En el papel viperino
En la chimenea de ceniza
Escribo tu nombre

En el almohadón en las sábanas
En el colchón de lana
En la almohada amarillenta
Escribo tu nombre

En tu rostro crispado
En tu nariz dilatada
En tus dos senos puntiagudos
Escribo tu nombre

En tu vientre amparo
En tus muslos separados
En tu misterio corredero
Escribo tu nombre

He venido de noche
Para embadurnarlo todo
He venido por tu nombre
Para escribirlo
Con esperma.



en Escritos pornográficos, 1980














miércoles, febrero 26, 2014

"True Detective: abraza la oscuridad", de Andrés Olave





From the dusty Mesa,
Her looming shadow grows,
Hidden in the branches of the poison creosote.
She twines her spines up slowly,
Towards the boiling sun,
And when I touched her skin,
My fingers ran with blood.


Dos detectives de homicidios, Martin Hart y Rust Cohle, son convocados por un extraño crimen ritual en una pequeña comunidad rural al sur de Luisiana. En un descampado, al pie de un árbol han encontrado una mujer desnuda, de rodillas, amarrada y con unos cuernos de venado en la cabeza a modo de corona. Es el comienzo de una investigación que se prolongara por casi dos décadas, una historia de descenso a los infiernos y que debe ser, hoy por hoy, la más oscura serie de HBO que hayamos visto en años.

Rust Cohle (un sobresaliente Matthew McConaughey) se roba la película en buena parte de la serie. Cuando empieza la historia es un recién llegado, lleva apenas tres meses en Luisiana proveniente de Texas; a ese escuálido sumario de lugares es todo lo que puede aferrarse su compañero Martin Hart (Woody Harrelson). Rust es un tipo callado, inteligente, nihilista. Mira por la ventana del auto el paisaje de la Luisiana rural y dice: “la gente de aquí, es como si no supiera que el mundo exterior existe. Podrían estar viviendo en la puta luna.”

Rust vive como un monje: una casa de paredes blancas, sin muebles, un colchón en el living, y como única compañía una caja de cartón llena de libros. De a poco nos enteramos de su pasado y del origen de su trauma: su pequeña hija de dos años ha muerto en un accidente de tráfico. A consecuencia de ello, ha caído en el consumo de drogas. Y por ambas cosas, ha perdido también a su esposa.

“Pienso en mi hija ahora. En lo que le fue evitado. A veces me siento agradecido. El doctor dijo que no sintió nada. Cayó directo en coma. En algún lugar de esa oscuridad, ella se escabulló dentro de otra, una oscuridad más profunda. ¿No es una buena forma de salir? Sin dolor. Como una niña feliz. El problema con morir después es que ya creciste. El daño está hecho. Ya es tarde. ¿Tienen hijos? Pienso en el orgullo que se necesita para traer a un alma a la existencia. Convertirla en carne. Forzar una vida a esta trilladora.”

Su compañero Martin trata de ser un contraste para Cohle y un reflejo de normalidad. Tiene una esposa y dos hermosas hijas. Pero él mismo confiesa a la larga que solo soporta las presiones cotidianas gracias a su amante, la bella Lisa, una versión más joven y excitante de su propia esposa. También Martin tiene una relación de odio-amor con Rust: admira su inteligencia y determinación pero rechaza su nihilismo, su férreo convencimiento de que la vida humana es un error de la evolución y que hubiese sido mejor que nunca hubiésemos existido.

Ambos detectives se ven embarcados en esta larga guerra en las sombras. True Detective abarca 17 años en la vida de Rust y Martin, muestra sus altibajos familiares y laborales y su caza de eso que más que un criminal, parece más bien una aparición o un mito: el Rey Amarillo. A medida que avanzan en la investigación encuentran más mujeres sacrificadas, más signos de un culto pagano que usa los alucinógenos como medio de seducción y captura de mujeres y niños. Siempre hacia abajo, siempre un descenso en busca del origen de esa oscuridad.

A la par de la historia principal, True Detective nos cuenta también la historia de esa America profunda y desconocida para la mayoría, la America rural y pobre que nada tiene que envidiarle a un país del tercer mundo: casas en ruinas, hombres clavados al televisor todo el día, mujeres maquilladas en exceso de pie a la orilla del camino, profusión de enfermedades mentales y laborales, alcoholismo, violencia, descomposición y muerte. Y la religión por todas partes: cultos, iglesias, carpas con predicadores y en todas ellas, congregaciones tan fervorosas que acusan la desesperanza y la necesidad de un nuevo comienzo, una vida piadosa donde olvidar el pasado y sus infamias.

“Cada uno de esos cuerpos en quietud, ciertamente más que la suma de sus impulsos, todos esos giros sin sentido, mentes cansadas, la colisión del deseo y la ignorancia. A esto me refiero cuando hablo de tiempo y muerte y futilidad. Surgen ideas más claras trabajando, principalmente lo que se nos debe como sociedad por nuestras propias ilusiones. Catorce horas seguidas mirando cadáveres, esas son las cosas que se te ocurren, ¿y sabes qué ves? Es un alivio inexplicable, ves, porque están asustados y ahora ven por primera vez lo fácil que era simplemente dejarse ir, y vieron en el último nanosegundo, ellos vieron lo que eran, que tú, tú mismo, todo este gran drama, nunca fue más que un parche de presunción y voluntad estúpida y que podrías dejarte ir por fin ahora que no tienes nada que te ate aquí, te das cuenta de que toda tu vida, ya sabes, todo tu amor, todo tu odio, todos tus recuerdos, todo tu dolor… Es siempre lo mismo. Fue todo parte del mismo sueño, uno que tuviste dentro de un armario, un sueño acerca de una persona, y como en muchos sueños… hay un monstruo al final de él.”











en Revista Intemperie, 23 de febrero, 2014
















martes, febrero 25, 2014

“Con las mujeres no hay manera”, de Boris Vian









Capítulo IV

Cruzo la sala. Quedan aún algunas parejas extenuadas o ebrias, los amiguetes de Gaya. Todos los demás, las niñitas amables y los niñitos obedientes, ya hace rato que se han marchado con sus padres o con el chófer. Salgo. Distingo a Flo en un extremo del jardín.

—He despedido al chófer —dice—. Yo misma te acompañaré, Frances.

La cojo de la mano y se la oprimo suavemente. Le entran todas las calenturas.

—Sube aprisa —me dice.

Subo. Tiene un coche bonito. Le doy mi dirección. Conduce con una mano, la otra descansa en mis hombros. Si no fuera tan estúpida, podría pensar acaso que tengo los hombros una pizca demasiado anchos para ser una chica. Señal de que aún no está muy acostumbrada a las chicas. Habrá leído el informe Kinsey, habrá pensado que todos los hombres son unos cerdos, y habrá tomado la decisión de entregarse a los gozos de amores anormales con alguna persona de su sexo, dulce y delicada, cuyo trato no presente muchos riesgos.

Detiene el coche ante mi casa. La gente que nos vea subir juntas va a pensar que el pequeño Francis no se priva de nada..., figuraos..., dos de golpe... Porque, naturalmente, ella sube conmigo.

—Te acompaño —me dice— hasta tu habitación. Estoy segura de que tienes una habitación deliciosa.

Si no advierte en seguida que mi habitación es una habitación de hombre, significa que tampoco está muy acostumbrada a las habitaciones de hombres. Esta suposición, contradictoria, dista mucho de disgustarme. Abro el bolso —llevo un bolso incluso— y saco la llave. Soy la primera en entrar. Flo me sigue y cierro la puerta.

Ya está. No puede seguir aguantándose. Me abraza por detrás y sus manos me estrujan los pechos falsos de mamá. Ya os he dicho que son una buena imitación, palabra. Si fueran míos, aullaría como un condenado. Me besa en el cuello, está temblando de pies a cabeza. Pobre Flo. Poco acostumbrada a estas perversiones horribles. Me desprendo. Enciendo y apago a medida que pasamos de habitación en habitación, y finalmente mi dormitorio. Le indico un sillón.

—Deja el abrigo donde quieras, Flo —le digo con voz entrecortada—. Voy a buscar hielo.

Encuentro el hielo y vuelvo. En mi habitación hay bebidas. Al salir del living-room, apago el interruptor y entonces me doy cuenta de que todo está a oscuras, no veo nada.

Entro en mi habitación a tientas, dejo el recipiente sobre la mesa. Más o menos, ya me figuro lo que va a ocurrir y, sigilosamente me suelto algunos corchetes del vestido. Es más fácil de quitar que de poner. No deja de ser una suerte. Mientras maniobro, oigo un ruido en la zona de mi cama. Me cuesta deshacerme de la faja. Cuando llego a los sostenes, me río cordialmente, aunque en silencio. Decido conservarlos, con exclusión de lo demás.

Me acerco tímidamente a la cama. La luz de la calle ilumina muy mal la habitación, pues están corridas las cortinas. Carraspeo.

—Flo... —digo a media voz—. ¿Estás aquí? ¿No te encuentras bien?
—No... —dice, oprimida—. Necesitaba tenderme.

Tropiezo con un montón de trapos, que de inmediato me sugieren el modelito adoptado para tenderse. Un modelito de gimnasta; de cuando toca entrar en la ducha.

Venga. Menos dudas. La verdad es que esta pequeña Flo tiene unos ojos azules muy bonitos.

Azul zafiro, como me gustan.

Debe de haberse tendido en la cama, veo la blancura imprecisa de su cuerpo. Me acerco. Basta con que me tenga a su alcance para que me coja y me derribe sobre la cama.

¡Uf! Por poco no me pesca de un modo que hubiera delatado mi subterfugio. De momento, aún vale. Guío sus manos hacia mi cuello. Estoy sentado en la cama, con las piernas fuera; ella, en cambio, se ha incorporado a medias. Me aprieto contra su cuerpo..., pensando siempre en mis pechos falsos, al menos que pueda sacarles jugo.

—Quítatelo... —dice febril.

Esta vez, apenas logro reprimir la carcajada. Sus manos toquetean el cierre de los sostenes. Y ya está. Los arranca de un tirón.

Ha llegado el momento de actuar, pues de lo contrario será demasiado tarde. Empino el utensilio, pego mis labios a los suyos y la tumbo bajo mi cuerpo.

Bueno. Parece que también le gustan los chicos.

Y asimismo parece que sabe animarlos y dirigirlos hacia los sitios adecuados.




en Con las mujeres no hay manera, 1981










lunes, febrero 24, 2014

"Que éste sea el verso", de Philip Larkin

Traducción de Juan Carlos Villavicencio




Tu mamá y papá te hacen mierda.
Quizás no tengan la intención, pero lo hacen.
Te llenan con los defectos que tenían
y agregan otros más, sólo para ti.

Pero a ellos los hicieron mierda a su vez
idiotas con sombreros y abrigos pasados de moda,
que la mitad del tiempo eran sentimentaloides-severos
y la otra mitad se tenían del cuello.

El hombre traspasa miseria al hombre.
Ella se va ahondando como una placa costera.
Lárgate tan pronto puedas
y no tengas tus propios niños.





1971








This be the verse

They fuck you up, your mum and dad. / They may not mean to, but they do. / They fill you with the faults they had / And add some extra, just for you. // But they were fucked up in their turn / By fools in old-style hats and coats, / Who half the time were soppy-stern / And half at one another’s throats. // Man hands on misery to man. / It deepens like a coastal shelf. / Get out as early as you can, / And don’t have any kids yourself.










domingo, febrero 23, 2014

“Las tres inmortalidades de Jorge Luis Borges”, de José Edmundo Clemente








I

La palabra eternidad tenía para Borges el prestigio de las cosas que a uno «se le hace cuento que empezaron». Sin embargo, como título del célebre poema, prefiere al mito, más cerca de la inmortalidad, del inicio lejano de la vida, aunque sin final previsto. Eviterna. O tal vez, para no alejarse demasiado de su querida ciudad. De ahí que reafirmara a mítica la «Fundación mitológica de Buenos Aires». Así la sentía más propia. («La manzana pareja que persiste en mi barrio: / Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga»). Al cabo, la eternidad es una vaga flor intelectual cuyo perfume hay que pensarlo, y la inmortalidad ya es una angustia de nuestra piel, de los que morimos.

La diferencia está en el tiempo. Que no es poca. El tiempo se mide con la vida del hombre, con las fechas que marchitan su biografía perecedera y con leyendas que conforman las sombras de su pasado y se proyectan al futuro lejano. Exageración del tiempo llamada inmortalidad. Mito al revés; desmesura de la esperanza. Fatiga, el término es borgeano, que alisa la frescura de los días cotidianos en tediosa rutina familiar, donde el todo es igual al cero, por cuanto, «en un plazo infinito, le ocurren a todo hombre todas las cosas». Y concluye, «ser todo es lo mismo que no ser».

Asiduo lector de Homero, restime en «El inmortal» la empecinada trayectoria del genial poeta a través de ásperos siglos, ciudades, culturas, guerras, traductores artesanales, críticos vanidosos y profesores apresurados; a más de haber padecido a los «teucros de Zelea que beben el agua negra del Esepo» y otros avatares troyanos. Al final del cuento, Homero, cansado, se acerca a un árbol espinoso que le provoca una lenta gota de sangre, con mayor eficacia que la flecha cretense que lo rozara cuando buscaba la mítica Ciudad de los Inmortales. Entonces descubre con alegría que es mortal, que la muerte es el descanso buscado. Ya no tendrá que ser aeda oficioso de palacios efímeros, simular ceguera compasiva, ni alternar con multitudes callejeras. Ahora está pleno, con la plenitud absoluta del vacío.

Que 2800 años no son nada, puede ser una frase tranquilizadora para un viajero de vuelta a casa, pero no para el que sigue alejándose. «Dilatar la vida de un hombre es dilatar su agonía y multiplicar el número de sus muertes», completaría Borges como sutil justificación. Palabras; palabras que parecen sospechosas de travieso guiño minimizador de la estima homérica, cuando en verdad se trata de una recurrente ironía borgeana, clave de su literatura. Ironía, pince-sansrire le gustaba llamarla, para enfatizar de lo vano que sería matar a un poeta, porque la poesía es un resplandor sin límites terrenales. Como la emoción, como el sentimiento, como la belleza. ¿Acaso El hacedor no es un homenaje a la condición que en todos los idiomas inmortaliza a Homero? «El rumor de las Odiseas e Ilíadas que era su destino cantar y dejar resonando cóncavamente en la memoria humana», completará.



II

Continuando con la inmortalidad ajena, Borges «mata» a Martín Fierro en su cuento «El fin». Tranquilamente, como quien entretiene el ancho aburrimiento de la tarde pampeana con un bordoneo de guitarras pendencieras. Con esta folclórica ejecución une -¿sin querer?- a los dos grandes poetas que Lugones había señalado en El payador y en Los estudios helénicos como los épicos mayores de la historia literaria. Opinión que Borges comparte con la dedicatoria a Lugones de El hacedor. Los bordes de la admiración tienen simetría en los bordes de la realidad. Homero y Hernández, la Ilíada y Martín Fierro, punta y cabo. Comienzo de la cultura occidental y prestigio de la nuestra.

Al término de la Segunda parte, Hernández despide a sus personajes en la soledad de la pampa, convertida ahora en la verdadera protagonista del poema. Dominante en su redonda perfección. Única. Sol horizontal. Fierro, sus hijos y el hijo de Cruz, deciden cambiar sus nombres y se alejan cada uno por rumbos diferentes, sin rostro ni pasado. Como pueblo en busca de su destino, pueblo que ahora somos nosotros, para que habitenlos la Tercera parte premonizada en los versos finales («mi obra he de continuar / hasta dársela concluida»). Metáfora que nos deja como legado, por ser los destinatarios naturales del mensaje.

Borges corrige el destino de Fierro y lo baja hasta la vieja pulpería donde se realizara aquel cosmogónico contrapunto con el hermano del negro muerto en el desgraciado duelo, del que se arrepintiera más tarde. En aquel antológico encuentro nada quedó en pie. Truenos, lluvias, volcanes; canto del cielo, de la tierra, del mar. Tiempo, medida, peso y cantidad.

Ahora, en el crepúsculo de este costado del cielo, se cruzaron las dagas animosas del hermano del muerto y la de Fierro, que ya cansado de caminos, de explicaciones y de penurias, se movía con lentitud. Con los años la sangre avanza a trancos cortos. La tarde caía despaciosamente como si quisiera demorar el final. La suerte de Fierro anocheció hasta quedar en completa sombra. Literariamente. Solo literariamente; Martín Fierro es un personaje poético y nunca muere un héroe literario en manos extrañas. Su inmortalidad se mantiene intacta; solamente lo puede matar su creador. Y los personajes lo saben.



III

Le contaba Borges a Jean de Milleret (Entretiens) que en ocasión de acudir a un encuentro, en su casa, con una señorita invitada, preocupado por su retraso, y como el ascensor estaba descompuesto, trepó rápidamente por la escalera. En el camino tropezó con una ventana mal cerrada y se golpeó fuertemente la frente. La herida fue muy peligrosa y tuvieron que internarlo de inmediato por temor a una septicemia. Permaneció internado varios días, con mucha fiebre y horribles pesadillas, agravadas con insomnios muy dolorosos. Esto fue, agregó Borges, el origen de «El Sur».

En este hermoso cuento, Juan Dahlmann (Borges) viaja a una estancia del Sur para convalecer de una operación consecuente de un accidente evocador del verdadero. Dahlmann (Borges) es un hombre introvertido, lector de Las Mil y Una Noches y con «el hábito de estrofas del Martín Fierro». El viaje en tren lo reencuentra consigo y disfruta de la tranquila monotonía del paisaje sureño, recordando antiguas alegrías. Al llegar, hace tiempo en un almacén local hasta que le preparen la jardinera que lo llevará a su residencia. Sin que nadie lo previera es provocado por un matón lugareño que lo insulta y desafía a un duelo cuchillero, pero dada su debilidad y su estado post-operatorio resuelve no hacer caso y salir del lugar. En tanto, alguien le alcanza una daga. El patrón, queriéndolo ayudar, le dice «señor Dahlmann (Borges) no haga caso a ese provocador». Al ser reconocido por su nombre, Dahlmann (Borges) sabe que ya no es nadie, que no puede eludir la pelea. Acepta el desafío desventajoso y cobarde, y sale a la llanura.

La llanura bonaerense, escenario de esa muerte supuesta, es tan lisa como la eternidad. Transparente y abierta como el viento. Aquí las palabras vuelven a encontrarse. Eterno es el tiempo inmóvil, es decir cuando no es tiempo, porque la esencia del tiempo es su latido. La inmortalidad sería apenas simulacro de perduración futura donde los rumbos semánticos se demoran para compartir el prestigio de continuidad vital. La inmortalidad es el instinto del alma; la eternidad, la fe en ese instinto. Abstracción de la esperanza. Por ello, en estas páginas que recuerdan las tres inmortalidades de Jorge Luis Borges, se nos hace cuento que ya no esté con nosotros; lo juzgamos «tan eterno como el agua y el aire».



en Anejos del boletín de la. Academia Argentina de las Letras.

Anejo I. Homenaje a Jorge Luis Borges, 1999