miércoles, octubre 30, 2013

“El monje”, de Roberto Bolaño









Fui feliz durante las cacerías
Dormité a la sombra de un plátano
Los sueños ordenaban ríos y castillos
Al alba mi hermano me murmuró al oído
que tras esas colinas los dominios
permanecían con las mismas alambradas
Homenajes –dijo        Cabalgué
hasta alcanzar a la vanguardia
Nadie supo indicarme hacia dónde
se había marchado nuestro señor
Intuí que el calor de los crepúsculos
era artificial    Supe que alguien
largo tiempo había dormido
sobre mis escritos



en Los perros románticos, 1993













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