Fui
feliz durante las cacerías
Dormité
a la sombra de un plátano
Los
sueños ordenaban ríos y castillos
Al
alba mi hermano me murmuró al oído
que
tras esas colinas los dominios
permanecían
con las mismas alambradas
Homenajes
–dijo Cabalgué
hasta
alcanzar a la vanguardia
Nadie
supo indicarme hacia dónde
se
había marchado nuestro señor
Intuí
que el calor de los crepúsculos
era
artificial Supe que alguien
largo
tiempo había dormido
sobre
mis escritos
en Los perros románticos, 1993
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