La
sangre destrozada, la llama que persigue,
la
máscara perforada y la granada florecida
no
son aplacadas— ni la cara que ardió
donde
enfocaron los reflectores;
en
las manos soldadas esta nuestra época
y
nuestro destino en la cara de hule—
En
el trípode del artillero, negro de aceite,
escupe
y abre la boca la pitonisa.
en Antología de la poesía norteamericana,
2007
Selección de
Ernesto Cardenal
2 comentarios:
Gracias por todo este contenido. Comento para que sepas que tienes todo mi apoyo, para que sigas publicando, para que sepas que, aun que no te conozca, te aprecio.
Salud.
Muchas gracias por la publicación y el acceso que nos permite a tan interesantes ejemplos literarios. Saludos
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