lunes, abril 01, 2013

“Trenes / Otra versión del realismo”, de Juan Manuel Silva Barandica









No vine a alimentar el tábano que comparte su roja trilla con los trenes; dientes de león sueñan otro tiempo, su vapor sobre el río de los hombres y el progreso de la savia, cuando brisa.

Cardos: Pedro Henríquez Ureña viaja en tren hacia la muerte como yo a Rancagua, soplado como el exceso de tinta en la imprenta o el nervio que traba el facón.

Cómo cabalga la maquinaria de la sangre en partitura vacía, trenza el adn de una niña y su cabello la madre, las hebras del texto y ella, calma, espera llegar a alguna parte, porque siempre que se viaja hay que llegar.

Lo que no llega y está es la Cordillera de los Andes; el verano va y viene, como la voz del padre que llama a la niña o a su madre –no lo sé- y recibe una respuesta húmeda y dulce. Así también descansa la realidad mudable mientras ella habla y mira el paisaje de la VI región, tras la ventana, sin saber que este descansa también, dulce, húmedo, sobre la pantalla del teléfono.



en Trasandino, 2012



















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