Ya maduro, mi
corazón
halló la Senda*,
Y decidí vivir
al pie de esta montaña.
Cuando mi espíritu
se agita,
vago solitario
En medio de la
belleza
que es todo para mí.
Camino hasta donde
el agua
obstruye mi sendero,
Luego me siento y
contemplo
las nubes que ascienden:
Algún día
encontraré
al viejo leñador**
Y charlaré y reiré
y jamás retornaré.
* “La Senda del saber budista”.
** Personificación de la muerte,
alegoría muy frecuente en la poesía budista china.
en Poetas chinos de la dinastía T’ang, 1961
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