a Luis Villavicencio,
padre i fundador
Afuera el hombre entre el humo del café i los periódicos
regalaba su primera piedra al sueño i al futuro de botines
i los arcos enfrentados.
Abrazando el abismo de un Sur donde ya no quedan faros,
frente a una isla la esfera suda esquivando las lluvias,
nadando el viento, abrazada al aire
que se impone desde el mar,
como frente a una fotografía de un paraíso de pescadores,
el desafío en el herido césped i aquel grito en la batalla,
los sufridos últimos instantes de un delfín que ya agoniza
–ni el reiterado dolor de la derrota,
ni la muerte silbando mandamientos–,
porque ahora en las venas frente al mar,
otro partido,
otra partida,
un nuevo ajedrez de hombres sin reinas ni rey –sólo un dios–
ante el umbral de una red sin peces
que duele como muesca en la piel de todo ojo
incapaz de perder la sombra rodando del fuego,
derrumbando la única torre que se impone,
i el sueño al final en el retorno a la guarida del frío
de otra luna por fin ahora en paz.
en Un balón envenenado. Poesía y fútbol, Visor, Madrid, 2012
* También conocido como “Los Delfines”, fue fundado el 6 de mayo de 1983. Es el equipo de fútbol profesional más austral del mundo.
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