De
sepulcros olvidados
De
cementerios que fueron,
Se
alzan figuras
En
noches llenas de luna.
Al
sonido de un kullkull
Forman
escuadrones y marchan
Contra
espíritus errantes
Que
deambulan por sus tierras.
Los
guerreros de la noche
Vuelven
a las tumbas
Después
de cada batalla
Con
sus lanzas quebradas,
Con
el olor de cuerpos sudorosos
Y
heridas sangrantes.
Pero
aún son capaces de danzar
Al
compás de una trutruka
Que
se escucha en la tierra de arriba
Y
de nuevo se les iluminan los ojos
Con
un brillo decidido
De
pumas preparados al ataque.
Entonces,
Baja
una doncella
Que
trae el muday
En
cántaros de plata;
Les
da de beber y perfuma sus lechos
Con
aroma de laureles y canelos.
Los
guerreros
Acarician
sus huesos y se duermen,
Se
duermen y sueñan que un día
Les
nacen hijos libres que danzan con ellos
Después
de la batalla.
en Weichapeyuchi ül, 2012
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