miércoles, julio 18, 2012

“La insignificancia del gesto”, de Antonio Silva







I
Como una noviezuela
en la nocturna soledad de una plaza,
el amor se peina en una silla
calones raídos y zapatos de polvo de diamantes
dejan oír el musiqueo de una campesina.

Se ve en las bocas y en las camas
en los luminosos en las líneas de una mano  
/en las iglesias
en la guerra y en la paz en las vitrinas de moda
/en la luz de una primavera
en la pestaña de una avispa en el párpado de un ciego
en la confección de un vestuario en una mesa
/junto a un río
en el anillo de muerte de tu madre en una pistola
/equilibrada en las agujetas del sol
en la inmaculada corona de un travesti
en el museal laberinto de un supermercado
en una plaza imitando la sonrisa de los solitarios
en un baño público en una mínima teleserie
en la mirada de una pobladora
en el arete del marica que mira en pizca
o en el destello de una gota al final de una rama
o el agujero en el corazón de un niño Afgano
en la cojera del sol sobre la paz de un día de campo
en el trayecto de una lengua
o en una ciudad pintada sobre la piel de la sarna.

El amor contempla su gesto, su insignificancia
El amor es un nicho sin tapa ni nombre.


II
            Una partícula de amor:

Que es un pájaro una amatista un fonema una
/cajita musical
un prendedor la saliva de tu madre un armonio un
/adagio
en la piel de tu enamorado un rojo cardenal en el
/hilo muerto de
tus _________ una pérgola un disfraz una guirnalda
/en el atardecer de un verano

(el clímax desvanece el decorado y como en una ópera China,
te entregas a lo misterioso)

            En la mendiga flor que no amamos en kundalini
y la antigua esperanza en la cascada matinal en la
androginia en la ceguera de tu canto

(sí, in crescendo)

            en un film de Godard o Antonioni
            en un jacarandá iluminado por un hombre
            en Juana Iris la matria la huérfana y los milagros
            en el oro seminal de un jovenzuelo
            en tu culo herido
            en tus partos
            en la blanca música de una morgue
            en la transubtanciación del arte (manicure,
/cosmética y pincelaje)
            en la pobreza espiritual
en un corazón donde he cavado la tumba de
/mi padre
  mi madre

            He aquí mi signo
            He aquí mi diamante invertido

Nota: Luego de etílico trance caes desmayada sobre un ramillete de soldados. La Iris no puede explicar que su corazón ha muerto.


& Cuando un hombre penetra a una mujer –dicen
/los bellacos- forma una cruz.
& cuando un hombre penetra a otro hombre –dice tu
/padre- diseña la inversión de una cruz
& cuando una mujer frota su espejuelo con otro
/espejuelo –dicen las Erinnias- se hechiza
a sí misma y piensa en la geometría de una cruz

                                                           penetrar y ser penetrado –digo-
                                                                              es la ley del universo…



en Matria, 2007








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