I
Si la
palabra verbo es conjugar los jugos del tiempo, el verbo América es la historia
y los jugos que allí se enjuagan entre el Mediterráneo y lo que la Europa llama
América.
Vínculos y culturas del Mediterráneo, que es Asia, África y Europa con las conjugares
araucanas
patagónicas
quechuas
incaicas
tahumaras
hopi
zuni
haida
esquimales
y milientas otras del extremo occidente del pacífico (rucias, coreas, japonés, indias, malayas, sepic, maori, pascuenses, etc.) porque el Océano Pacífico será el futuro Mediterráneo y las Américas su puente de tierra con la Europa.
El verbo América es “conjugar” participios pasados con presentes condicionales, es “reorganizar” todos los pretéritos de las cuentas, cuentos de los indios del Mediterráneo con los indígenas de América y del Pacífico, es poner bien los dedos en lo que nos une, en vez de despreciarse con megatómicas megalomanías.
El verbo América es estrujar la cultura tradicional del Mediterráneo con un probable arte nacional de América.
Todo esto es todavía una arriesgada convicción,
un proceso de construcción,
una concentrada fricción,
un aparato de recuerdos,
un tormento mítico,
un matrimonio cósmico,
un mundo tan reciente que parece escondrijo,
una búsqueda de tierras prometidas,
una gana que carece de nombre
una amenaza de pecado,
un catálogo de nudos
o una recreación circular como un puente de tierra.
No importa! Lo que parece, pero funda y difunda apareceres.
Que se descubran, que se vean sin trapos los unos en los otros.
El verbo América es una búsqueda de acontecimientos que no se cuentan en el cuento.
Porque el lago de logos que es el Mediterráneo será el lago del Pacífico, el lago global.
Vínculos y culturas del Mediterráneo, que es Asia, África y Europa con las conjugares
araucanas
patagónicas
quechuas
incaicas
tahumaras
hopi
zuni
haida
esquimales
y milientas otras del extremo occidente del pacífico (rucias, coreas, japonés, indias, malayas, sepic, maori, pascuenses, etc.) porque el Océano Pacífico será el futuro Mediterráneo y las Américas su puente de tierra con la Europa.
El verbo América es “conjugar” participios pasados con presentes condicionales, es “reorganizar” todos los pretéritos de las cuentas, cuentos de los indios del Mediterráneo con los indígenas de América y del Pacífico, es poner bien los dedos en lo que nos une, en vez de despreciarse con megatómicas megalomanías.
El verbo América es estrujar la cultura tradicional del Mediterráneo con un probable arte nacional de América.
Todo esto es todavía una arriesgada convicción,
un proceso de construcción,
una concentrada fricción,
un aparato de recuerdos,
un tormento mítico,
un matrimonio cósmico,
un mundo tan reciente que parece escondrijo,
una búsqueda de tierras prometidas,
una gana que carece de nombre
una amenaza de pecado,
un catálogo de nudos
o una recreación circular como un puente de tierra.
No importa! Lo que parece, pero funda y difunda apareceres.
Que se descubran, que se vean sin trapos los unos en los otros.
El verbo América es una búsqueda de acontecimientos que no se cuentan en el cuento.
Porque el lago de logos que es el Mediterráneo será el lago del Pacífico, el lago global.
Agosto de 1983
II
El Verbo América sirve para destruir un idioma de signos con
convergencia hacia un arte continental; puentes de la cultura del mediterráneo,
como Asia, África y Europa y las culturas del Pacífico, América, Asia y
Oceanía. En América el occidente está al oriente y el oriente al extremo
occidente. Los artistas de las diferentes naciones de América Latina han roto
las fronteras ante los regímenes políticos y militares, esto es un símbolo que
contiene confianza continental: Bolívar, Martí, Suárez, Darío, Macedonio y
Pablo Neruda, Vallejo, Asturias y Alberti argentino, Nicolás Guillén,
Carpentier, Cortázar, García Márquez, Amado, etcétera. En fin, todo. Esto
propone el verbo América: unir estos síntomas en un lenguaje continental, en
una invitación a crear un idioma.
III
Hay cosas que no se
ven y son importantes, como el funcionamiento del pensamiento o la misma
tierra. Se han inventado astucias para concebir estas realidades. Mi pintura
propone una “humana mente” y parte también de la metamorfosis del tiempo en que
yo he vívido, como las guerras de Vietnam y Argelia, el asesinato de Allende,
como si fuera un testigo, un corresponsal. El pintor es el que sabe ver otras
cosas, el que despierta el verbo ver.
IV
Verbo
América corresponde a la idea de que América no es solamente un continente, un
espacio, sino que es tiempo. Si el espacio es la materia, el sustantivo, el
verbo viene a ser la energía, el tiempo. El Mediterráneo es, en definitiva, un
campo magnético, y se da la circunstancia de que, en el Mediterráneo y en
América, yo hallo las mismas cosas. Los hombres mediterráneos más emprendedores,
más preocupados, fueron los que alcanzaron América en una especie de diáspora;
sucedió lo mismo en sentido contrario, como si existieron vasos comunicantes.
Una diáspora que va y viene, que viene y va. Con antepasados que han nacido
aquí y otros que han nacido allí. El Mediterráneo es Europa, es África, es
Asia.
Después de la batalla de Lepanto, en vez de luchar contra el turco que en primavera se paseaba por el Mediterráneo y exigía, robaba, esclavizaba a los hombres libres, los cristianos empiezan a luchar entre sí. Son las guerras de religión en Francia, en Inglaterra, en Holanda, en Suecia. La guerra ha pasado al Norte y, al mismo tiempo, empieza el desarrollo y, la preponderancia del Norte. Y no precisamente en el campo de las ciencias humanas. En vez de aquella preocupación sobre el sentido de la vida, de la humanidad, el Norte inicia el desarrollo de las tecnologías y abre paso a una curiosa carretera por ver quién gana a quién en una serie de invenciones que, si bien iban destinadas al hombre, en realidad le conducirán, finalmente, a la paranoia de la reproducción. En el Mediterráneo se creó una especie de vacío, como si aquellas preocupaciones sobre el sentido de la vida, de la humanidad, fuesen aspiradas, sorbidas por América: Mediterráneo verbo América, pues. Y este Mediterráneo abocado a América Latina que es algo mas como un puchero… un meeting pot. La América Latina está encinta, a punto de derramar un cúmulo de inquietudes plásticas, teológicas, sociales, morales… pero no sabe dar a luz… una idea prioritaria, una Declaración de Derechos.
Dos siglos después de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, dos siglos después de aquella Declaración de la Asamblea Nacional en la Francia de 1789, se impone una actualización, ya que el mundo no es mismo. Es necesaria una Declaración de los Derechos del joven… Es una tarea en profundidad con gentes de todos los países que trabajan, como en el siglo de la ilustración, por una nueva declaración: la Declaración Universal de los Derechos de la Tierra.
Después de la batalla de Lepanto, en vez de luchar contra el turco que en primavera se paseaba por el Mediterráneo y exigía, robaba, esclavizaba a los hombres libres, los cristianos empiezan a luchar entre sí. Son las guerras de religión en Francia, en Inglaterra, en Holanda, en Suecia. La guerra ha pasado al Norte y, al mismo tiempo, empieza el desarrollo y, la preponderancia del Norte. Y no precisamente en el campo de las ciencias humanas. En vez de aquella preocupación sobre el sentido de la vida, de la humanidad, el Norte inicia el desarrollo de las tecnologías y abre paso a una curiosa carretera por ver quién gana a quién en una serie de invenciones que, si bien iban destinadas al hombre, en realidad le conducirán, finalmente, a la paranoia de la reproducción. En el Mediterráneo se creó una especie de vacío, como si aquellas preocupaciones sobre el sentido de la vida, de la humanidad, fuesen aspiradas, sorbidas por América: Mediterráneo verbo América, pues. Y este Mediterráneo abocado a América Latina que es algo mas como un puchero… un meeting pot. La América Latina está encinta, a punto de derramar un cúmulo de inquietudes plásticas, teológicas, sociales, morales… pero no sabe dar a luz… una idea prioritaria, una Declaración de Derechos.
Dos siglos después de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, dos siglos después de aquella Declaración de la Asamblea Nacional en la Francia de 1789, se impone una actualización, ya que el mundo no es mismo. Es necesaria una Declaración de los Derechos del joven… Es una tarea en profundidad con gentes de todos los países que trabajan, como en el siglo de la ilustración, por una nueva declaración: la Declaración Universal de los Derechos de la Tierra.
Abril,1983
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