jueves, octubre 20, 2011

“Para Dios mientras duermo”, de Anne Sexton







Durmiendo afiebrada, no puedo muy bien
darme exacta cuenta de quién eres:
colgado como un cerdo en exhibición,
los delicados puños,
la barba chorreando sangre y vinagre;
enganchado bajo tu propio peso,
sacudiéndote la muerte bajo el epitafio.

Todos aquí necesitamos un baño.
Yo visto harapos.
La madre viste de azul.  Tú rechinas los dientes
y con cada nuevo aliento
tus mandíbulas se abren y los pañales caen.
Yo no soy la culpable
de esto. Ni siquiera sé tu nombre.

Hombre enjuto, tú eres la culpa de alguien.
Cabalgas sobre oscuros palos,
un pájaro de madera que un comerciante construyó.
para algún iluso que creyó
que podría alzar el vuelo. Ahora te revuelves
en tu sueño, mareado
con tu propio aliento, pobre presidiario.




en To Bedlam and Part Way Back, 1960

















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