viernes, julio 08, 2011

«¿Hay alguien ahí?», de Joaquín Giannuzzi

Dos poemas





INVITACIÓN A LA DALIA


Querida mía: te propongo
una visión oblicua con relación al universo.
Que tu egoísmo y el mío sean uno
y hagan el amor sin necesitar
que restauren el mundo para nosotros.
¿Es demasiado soberbio
dar la espalda a la calle
donde rugen los automóviles terroristas
y la policía rebosa de actualidad?
Tanto mejor volvernos
con huesos desconocidos. Clausurados,
macho y hembra en época de crisis,
hacia el fondo de la casa
donde hay un jardín creciendo
fuera de la historia,
capaz de barrer la sombra contaminada
entre el deseo y la carne.
He descubierto allí
una planta de dalias con el tallo surcado
por una vena roja
que asciende hasta engendrar
estallidos fríos y violáceos en lo alto.
Que tengamos comunión y bodas
con esa certidumbre vegetal.







EPIGRAMA CON DINOSAURIOS


Los dinosaurios desaparecieron por falta
de ideas progresistas.
De lo contrario habrían conjurado la vasta
desproporción entre el tamaño de la cabeza
y el imposible volumen del resto.
Por algún tiempo el equilibrio
pareció estable entre la inocencia
y la gestación de tragedias ciclónicas.
Hasta que la incongruencia determinó
las opciones vitales de esa vida monumental:
o bien el cerebro no pudo controlar
el mecanismo de la masa en estado crítico
o quizás el universo fue demasiado para él,
acaso un ácido sombrío que lo fue desvaneciendo
por diminutos, sucesivos estallidos
que terminaron por desplomar la especie.
Por cada cerebro, un derrumbe de montaña.





2005









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