Tímido, medio dormido aún, ha florecido.
Temeroso de los dientes del rocío,
Se ha retrasado este año. Ahora su púrpura
Se mezcla con el esplendor de los cerezos
Y albérchigos. Su belleza sin par supera
La de la nieve y la escarcha. Con el
Frío, su corazón se despertó a la primavera.
Cargado de vino, derrengado sobre
La mesa de alabastro, sueño con el antiguo
Poeta que no podía distinguir
El pérsico, el cerezo y el albérchigo,
Excepto por el verdear de sus
Hojas y la oscuridad de sus ramas.
en Cien poemas chinos, 2001
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