ella respira en la membrana
de un tambor remojado en la garganta
desde la piel de cueros costurados
hasta la aguada de los teros
lejos
a veces
cuando pienso las alturas
soy un cóndor que se arroja contra el frío
arrancándose las alas en el filo de los pinos
y los volcanes se hacen llamas en los dedos
y me truenan los potros torturados en las
venas
y esta voz
que es ceniza en los labios
pretende ser cascada en el desierto
desde la sangre caer mi llanto
gritar
hasta el abismo del silencio
en Tejido con lana cruda, 2001
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