(Paráfrasis de Walter de la Mare)
En la estación dorada y silenciosa
hay un puñado de aire donde ardía la rosa.
Una pequeña nube transparente
ocupa el cielo de la alondra ausente.
Sufre, en vez de tu rostro pensativo
junto a la reja, tu fantasma esquivo.
En el recuerdo el lirio está lejano.
No hay ahora calor donde estaba tu mano.
Donde andaba la dicha anda el espanto.
El viento va por donde fue tu canto.
Donde hubo Sol apenas hay destellos.
No hay oro donde estaban tus cabellos
y el silencio crecido de las ruinas avanza
por donde, en otros tiempos, venía la esperanza.
Traducción de Juan Guzmán Cruchaga
en Aventura, 1940
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