jueves, febrero 18, 2010

“Aquí tiene mi pañuelo”, de Violeta Parra







Aquí tiene mi pañuelo,
señora, seque su llanto,
no hay en el mundo quebranto
que no tenga su consuelo,
saque la vista del suelo
y míreme frente a frente,
que sufre toda la gente,
l'olvidaba por egoísmo,
eso conduce al abismo,
le digo primeramente.

No ha visto en los hospitales,
están sobrando las urnas,
porque las niñas nocturnas
se duermen como animales,
confunden los materiales
del moribundo paciente,
y al despertar de repente
jeringan a Juan Salgado
en vez de Juan Maldonado,
y echan a dos por el puente.

Hay diferencia en los bancos
por no sé cuántos trillones,
los ministerios mayores
también van diferenciando,
los funcionarios chupando
la teta ya mucho rato,
hay jefes que son retrato
del mismito Lucifer,
en esto sí que la ley
puede bramar garabatos.

Aquí le muestro un legajo
de sello, tinta y papel,
éste sí que es cascabel
que suena con desparpajo,
diez mil quinientos carajos
pueblan las casas legales,
y allí están los tal por cuales
en un sillón silloneado
y a fines de mes arreando
billetes muy especiales.

El rey de las oficinas
tramita qu'es un portento,
no deja por un momento
su puro y su gabardina,
teléfono y pluma fina,
ventana al Santa Lucía,
cocteles ord'en del día
y por la noche de frac,
p'al puestecito es un crac,
qué le parece mi amiga.

Engaño de punt'a cabo
en este mundo tan cruel,
engaño hast'en el plantel
d'estudios muy encumbra'os,
siete años amordaza'os
de pies y mano' arquitectos,
tratando bellos proyectos
de mil colores y formas,
cuando más tarde es la norma
de hacer cajones de muertos.





en Décimas: autobiografía en verso, 1988












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