jueves, septiembre 03, 2009

“Áspero jade”, de Emilio Gordillo





Cuando lo vi quedé maravillado, su color, su conjunto es muy bonito.
Hice rellenar liso para evitar el polvo.
El gris del cemento, el beige de la piedra y el rosado dan un color admirable,
sería difícil pintarlo, porque son los colores más sólidos y densos.
Pintar una pared así no es nada fácil.

Le Corbusier



Y
tan helada que está. Ojalá nunca más me dieran ganas. Suenan lindo los grillos, eso sí. Lo malo es que está tan helado.

Me dicen que es malo y que tengo que aprender. Y que la culpa se paga con culpa. Que así les enseñaron a ellos. Yo sé, pero es que una no se da ni cuenta cuando ya lo hizo no más. Yo les trato de decir que a esta hora me da susto salir al patio, no me gustan todos esos ladrillos en lo oscuro. Mi hermano es malo. La Eliana es buena. Pero mi hermana duerme en el sillón. Mi papito Yeyo dice que ya está grande y que no debería dormir en el sillón, que la Cecilia se puso grande y se fue. No se me tiene que chorrear el piso ni las chalas porque mi mami se enoja de nuevo. Me dan susto los ladrillos, como que se va a salir un ratón. Los ratones tienen la boca como mi hermano y el pelo como la Eliana cuando se echa cola fría escondida. Yo igual la quiero aunque tenga el pelo pegajoso y puntudo porque ella me hace cariño y ahora cuando termine me va a estar esperando en el sillón y me va a tapar y se me va a quitar el frío porque ella me va a tapar y me va a abrazar. Mi hermano va a tener que dormir en el suelo no más. Por eso me acusa, porque tiene que dormir en el suelo.

Cuando la Eliana me tapa me dice que yo no tengo que decir garabatos como mi hermano o mi papá, que no importa que garabateen cuando pasan estas cosas y que es normal porque a nadie le gusta dormir en el suelo y uno tiene que entender, que la gente primero tiene que entender y después las cosas les salen bien. Yo le creo a la Eliana porque ella me quiere y siempre me agarra y me dice al oído te quiero Natalie y yo le doy un beso y la Eliana huele a cola fría pero a mí no me importa que tenga olor a cola fría. Al Carlos no lo quiero tanto, pero igual lo quiero.

Mi mami me va a retar mañana cuando vea las baldosas blancas de agua pero ya no aguanto más, ahora no se ven manchadas porque lo rojo no se ve en lo oscuro. Mi papi Yeyo debería robarse más ladrillos, siempre se los roba de a poco, mi mami le dice que así nunca va a surgir, que no tiene ambiciones o algo así y mi papito Yeyo le dice que cómo pudo entonces comprar esta casa y que ella es su reina de la casa, así que no se enoje. Esta cuestión que nunca le termina de salir la espuma y yo ya no quiero seguir aquí, mi papito debería robarse todos los ladrillos del trabajo y armar bien esta pieza, así yo no tendría tanto miedo de salir y no haría tanto frío y ya no estarían los ladrillos amontonados ahí. Me dan mucho susto, y mi hermana podría hacerle caso a mi papito Yeyo y no tendría que seguir durmiendo en el sillón.

Los vecinos del frente tienen un calefón. Yo una vez me bañé allá y el agua salía calientita, rapidito, todo el rato. Ellos siempre me dan cosas pero mi mamá me dice que no acepte nada pero yo igual acepto porque la señora prepara cosas ricas y me gusta ir a su casa porque su hijo es lindo, no como mi hermano que tiene boca de ratón y es ñato. Mi papito Yeyo le dice el nariz de boxeador cuando anda contento o cuando llega con los amigos. El niño de enfrente tiene ojitos de uva y me dice hola Naty y a veces me hace cariño en la cabeza, como mi papi cuando me dice que soy su regalona. El Carlos también a veces me quiere y me ha tratado de hacer cariño pero mi papá le pegó. A mí me gustaba cuando dormía con mi papito, pero mi papito me echó. Aparte de por esto, porque una vez me dijo llorando que mi mami ya no lo quería. Mi mami ya no quiere a mi papi porque yo dormía con ellos, pero mi papi todavía sigue escuchando su cassette de Ana Gabriel y se va a llorar escondido a mi pieza cuando lo pone. La vez que le pegó al Carlos llegó con la radio a mi pieza, bien tarde, y el Carlos me estaba abrazando porque casi siempre dormimos abrazados, porque igual hace frío aunque hayan frazadas. Mi papi le tiró la radio en la cabeza y lo tiró al suelo cuando le tiró el pelo. Al Carlitos se le salía sangre de la nariz, le salía harta sangre porque mi hermano tiene la nariz ancha. Yo le decía a mi papito que no le pegara más y mi papito me decía cállate chiquilla e´ mierda y el Carlos gritaba porque mi papá le estaba pegando ahora con el enchufe, con el cable. Mi hermano se empezó a ahogar y mi papi le volvía a tirar la radio y llegó mi mamá y le dijo a mi papi que por qué me había mandado a dormir con el Carlos y mi papi le dice que en castigo porque lo que yo hago no se hace.

Por eso el Carlos no me quiere, porque tiene que dormir en el suelo.

Yo tengo que salir a lavar y me resfrío casi siempre. Pero es que en el momento es tan tibiecito. Si fuera un poquito más temprano podría ir a pedirle a la vecina el calefón. O a su hijo. Me miraría con sus ojitos de uva y me prendería el calefón. Esta artesa me queda más grande y mi mami mañana me va a retar porque van a estar las baldosas manchadas y el Carlos me va decir Nata de la leche cuando tomemos desayuno y a mi no me gusta que me diga Nata de la leche porque yo no soy así y la nata no me gusta, me da asco. Yo siempre le digo cállate pero él me sigue diciendo despacito C A - LLA - TE – TÚ – NA - TA - DE - LA - LE – CHE. Y tengo que escucharlo hasta que se va al colegio y me sigue diciendo así aunque yo le digo todo el rato que me llamo Natalie. Mi papito no me dice Nata de la leche. Mi papito me dice que soy su princesa, como los ladrillos princesas. Él a veces tiene las manos así. Cuando le pegó al Carlos tenía las manos rojas, o también cuando llega del trabajo y llega hediondo y me abraza y me pasa las manos por la cara y las tiene ásperas y rojas, igualitas a los ladrillos. Pero a mí me gustaría más que mi papi hiciera bien alguna vez esta pieza, así yo no me resfriaría siempre y no se me pondrían las manos ásperas y duras como las de mi papito Yeyo.

A veces mi papito Yeyo me sienta en las piernas y me cuenta de cuando vivía en el campo, entonces mi papito trata de sentarse cerca de la Eliana para que también lo escuche pero la Eliana le hace con la mano así y se corre y hasta a veces le dice sale Yeyo y hasta le dice un garabato, yo no la entiendo. Igual yo prefiero ver monitos, y puedo ver casi toda la mañana después que le ayudo a mi mami porque yo voy a mi colegio en la tarde y me gusta ver monitos y dan monitos toda la mañana. Todita.

Mi papito Yeyo también me cuenta de cuando yo era chiquitita, mucho antes de que tuviera seis. Que vivíamos en otra parte que era mala y que acá como era todo nuevo era bueno, y que acá no iba a andar gente mala porque estas casas eran nuevas y estaban lejos y que si alguna vez pasaba alguna gente mala la villa era cerrada y a nosotros no nos iba a pasar nada malo.

A veces mi papito Yeyo me lleva al centro el fin de semana, tenemos que tomar la Portugal el Salto número siete. Nos demoramos harto rato y en el centro mi papi me lleva al parque y me compra dulces pero me dice que no le diga a nadie. Yo igual le digo al Carlos cuando me molesta y mi hermano hace así con los hombros y se va.

Esto es lo más difícil. Ojalá nunca más me dieran ganas, al final me salgo mojando dos veces, esto es lo más difícil porque las sábanas son tan grandes y mi papito Yeyo le dijo a mis hermanos que ni me miraran. Antes la Eliana me ayudaba a colgarlas pero ahora me espera no más. Mi hermano me va a molestar cuando entre, la otra vez le gritó a mi papi y le dijo que ya el colchón no se podía ni siquiera dar vuelta. Lo bueno es que ahora mi papito no me pega porque el que se moja es el Carlos y yo prefiero salir a lavar a sentir las manos como de ladrillo de mi papito. Ahora él me quiere más y me dijo que nunca podría pegarme porque yo era su princesa, su ladrillito princesa.

La Eliana me dice que cuando la gente entiende las cosas les salen bien, yo por lo menos no tengo que ir a lavarme ahora como el Carlos porque yo ya me mojé entera lavando ¿Eso querrá decir la Eliana? Yo a veces no entiendo muy bien eso que me dice la Eliana, mi papá siempre le esconde el tarro de cola fría los fines de semana cuando ella va a una parte que se llama La Blomby. Mi hermana le dice garabatos y le dice que ella compró el pote con su plata y que el pelo es de ella y mi papi le dice que si quiere terminar como el Miguel que se vaya de la casa, que él no va a andar aceptando más maricones en la casa, así dice él, y la Eliana le dice garabatos y al final se compra otra cola fría para echarse. Pasa casi todos los fines de semana. Mi papito Yeyo dice que el Miguel no es hermano de nosotros pero la Eliana dice que sí y que no hay que avergonzarse de la gente que es de la familia. Yo una vez le pregunté a la Eliana por qué el Miguel no vivía con nosotros y ella me dijo que le había pasado lo mismo que a la Ceci, que se había puesto grande y se fue porque eso es lo que se hace y que la casa no es tan grande como para todos nosotros porque las camas no alcanzan. El Miguel es lindo. Tiene los ojos claros, no como mi papi ni mi mami ni ninguno de nosotros. A mí me gusta colgarme del cuello de él porque es suavecito y largo y siempre me trae ropa bonita, unas bufandas, unas cosas que ¿cómo se llamaban?, unas... guirnaldos o algo así. La Eliana me dice que en algún momento ella también va a tener que hacer como la Ceci y el Miguel -ya mami ya voy- y yo le digo que nunca más me voy a hacer pipí y que así mi papi Yeyo ya no va a pelear con nadie más y ella me saca los mocos y me abraza y llora conmigo.

Ojalá el Carlos no me pegue cuando entre, tengo que llegar al sillón y sacarme esta polera mojada. El Carlos es malo pero yo lo quiero igual y es amigo del niño con ojitos de uva y yo puedo verlos cuando juegan juntos, no me importa que mi hermano me moleste y me haga burlas porque el niño me gusta aunque sea más grande que yo, y me trata bien y me hace cariño en la cabeza.

Yo no quiero que la Eliana se vaya, pero también quiero a mi papi, aunque me grite meona y aunque tenga las manos ásperas. Y me da pena mi papi porque yo ya no duermo con él y todavía sigue escondiéndose a llorar, y ya ni siquiera puede escuchar a Ana Gabriel porque se rompió la radio.






en Residencia precaria, 2007 (Inédito)












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