sábado, julio 25, 2009

“Syrinx”, de Rubén Darío







¡Syrinx, divina Syrinx! Buscar quiero la leve
caña que corresponda a tus labios esquivos;
haré de ella mi flauta e inventaré motivos
que extasiarán de amor a los cisnes de nieve.

Al canto mío el tiempo parecerá más breve;
como Pan en el campo haré danzar los chivos;
como Orfeo tendré los leones cautivos,
y moveré el imperio de Amor que todo mueve.

Y todo será, Syrinx, por la virtud secreta
que en la fibra sutil de la caña coloca
con la pasión del dios el sueño del poeta;

porque si de la flauta la boca mía toca
el sonoro carrizo, su misterio interpreta
y la armonía nace del beso de tu boca.






en Prosas profanas (2da edición), 1901











1 comentario:

Frontera Sur dijo...

aaaahh qué bella melodía..