miércoles, abril 08, 2009

"El tigre mental", de José María Memet






En el vacío, sólo el tigre permanece.
En oídos finos, no existe el bullicio.

Escuchar a la fiera carnicera
que camina ensimismada en su vaivén,
descendiendo invisible y perfecta
por las hojas de los lotos que cubren la laguna,
es una utopía comparable a la sombra
que ejercemos con fervor de novatos
en el arte de hablar desde la jaula.

En el vacío, sólo el tigre se desplaza.
En oídos finos, no existe el bullicio del follaje.

El felino no es doméstico, es un gato mayúsculo;
como ha vagado demasiado
por la inmensidad de la mente
creemos escuchar rugidos en las noches.
Son temores, lector. Sólo zarpazos.

Para crear mitos, el miedo es necesario;
crear uno,
se vuelve imprescindible.











en El rastreador de lenguajes, 2004.










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