El mar en dirección opuesta a los espejos
Me ofrecía el espectáculo soberbio
Del número que se levanta
Así contra la mano que lo traza
Por visibilidad
Los ojos se escapaban de su propio arco iris
El césped tomaba desarrollo
Según el surtidor del paraíso
La noche preparaba sus hidras
Creedme
Subían sobre mi corazón hasta sofocarme
Una oreja copulaba con un dedo
La calle devolvía sus pasos al desconocido
De un reloj salía un vestido
Sobre una mujer
Cuyos senos eran los más bellos erizos
A la mirada de los vecinos al zoo
A veces enguantados pasaban
Los espectadores de un crimen confeccionado
En los anales de una ciudad perdida
Más allá de la cima.
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