viernes, diciembre 26, 2008

"Para Andrea", de Enrique Lihn







La oruga es una trabajadora infatigable, mata
con su apetito sin boca algunos centenares de hojas
que el árbol le tiende compasivo de su ceguera
para ayudarla a cruzar la calle.
No deja más que huecos a su paso tal como lo pinta
esa tarjeta postal.
La mariposa, en cambio, salta del capullo
en el instante mismo de su transfiguración
en que como una flecha de nacimiento
abre los ocelos de sus alas a la luz
pero quizá no los ojos, porque también está ciega.
Ella baila con sus alas de artista
como una gitana al son de violines húngaros
y no se detiene dos veces en la misma flor.

La mariposa no puede recordar que ha sido oruga
así como la oruga no puede adivinar que será mariposa,
porque los extremos del mismo ser no se tocan.





en A partir de Manhattan, 1979










3 comentarios:

arien3notas dijo...

Gracias por compartir tan maravilloso lugar.

RODRIGO HUEÑIR POESÍA dijo...

Gracias totales

Unknown dijo...

Cada vez que lo leo Vuelvo a vibrar como el primer instante que me encontró este maravilloso poema ...