Parecíamos figuras inmóviles y lejanas
dentro de una botella arrojada al mar
Peces con la boca cerrada
por temor a ahogarnos
pero yo te relataba cómo el amor de Tristán
se enredaba en el cabello de Isolda hasta perderse
y tus oídos se iban llenando de vino
y flores que no eran mías
Cansados de sonreír temblando violetas
perdimos la noción del viento
Tu mirada se desnudó al primer vaivén de olas
esperando volver con ojos marinos
Mi piel se llenó de relámpagos
como de vértigo una paloma salvaje
No hubo cómo seguir
sin parecer demasiado miserables
Quedamos colgando en boca de la noche
y el tiempo dio vuelta nuestra botella
bebiéndolo todo
desparramándolo todo en cantos de sirenas
llevándonos a despertar
en islas completamente diferentes
con los dientes apretados
heridas de otros cuerpos
y la resaca de una historia que no podía ser la nuestra
2001
1 comentario:
Conozco a este hombre. El repasar sus textos hacen desconocidas hasta las lecturas que más me gustan.
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