viernes, agosto 22, 2008

"Predominio del sentido interior", de Fernando Pessoa





Era yo un poeta estimulado por la filosofía y no un filósofo con facultades poéticas. Me gustaba admirar la belleza de las cosas, descubrir en lo imperceptible, a través de lo diminuto, el alma poética del universo.

La poesía de la tierra nunca muere. Podemos decir que las eras pasadas fueran más poéticas, pero no podemos decir (...)

La poesía se encuentra en todas las cosas -en la tierra y en el mar, en el lago y en la margen de un río. Se encuentra también en la ciudad -no lo neguemos- es evidente para mí, aquí, como estoy sentado, hay poesía en esta mesa, en este papel, en este tintero; hay poesía en el barullo de los coches en la calle, en cada movimiento diminuto, común, ridículo, de un operario, que está pintando al otro lado de la calle.

Mi sentido íntimo predomina de tal manera sobre mis cinco sentidos que veo cosas en esta vida -creo- de modo diferente a otros hombres. Hay para mí -había- un tesoro de significado en una cosa tan ridícula como una llave, un pliegue en la pared, los bigotes de un gato. Hay para mí una plenitud de sugestión espiritual en una gallina con sus pollitos, atravesando la calle con aire pomposo. Hay para mí un significado más profundo del que tienen las lágrimas humanas en el aroma del sándalo, en las viejas latas, en una caja de fósforos caída en el suelo, en dos papeles sucios que, en un día de viento, ruedan y se persiguen calle abajo. Es que la poesía es espanto, admiración, como un ser caído de los cielos, al tomar plena conciencia de su estado, atónito delante de las cosas. Como alguien que conociese el alma de las cosas, y luchase para recordar ese conocimiento, recordando que no era así como las conocía, no sobre aquellas formas y aquellas condiciones, pero no se acuerda de nada más.









Sin datos editoriales









1 comentario:

anais dijo...

GRACIAS POR PESSOA, UNA VEZ MÁS...