Dos fragmentos
XIX
Sacerdote que manchas con los ojos
clavados en la tierra, donde pisas:
en la tierra que hartaste de despojos;
¡en la tierra que ahogaste de cenizas!
Parece que temieras que su seno
te devolviera el eco de tus pasos
en alas del estrépito de un trueno
cuyo rayo te hiciera mil pedazos.
Cuando tu mano trémula bendice
parece que sintieras en ti mismo
¡que Dios desde la altura te maldice
y que ríe Satán desde el abismo!
XXXII
Embriaga mis extáticos sentidos
la ardiente ondulación que se levanta,
al compás de tus rítmicos latidos
debajo de tu mórbida garganta.
Tras los encajes de la gasa leve
que tus senos de virgen medio encubre,
yo entreveo dos copos de la nieve
que torna en manantial el sol de octubre.
XIX
Sacerdote que manchas con los ojos
clavados en la tierra, donde pisas:
en la tierra que hartaste de despojos;
¡en la tierra que ahogaste de cenizas!
Parece que temieras que su seno
te devolviera el eco de tus pasos
en alas del estrépito de un trueno
cuyo rayo te hiciera mil pedazos.
Cuando tu mano trémula bendice
parece que sintieras en ti mismo
¡que Dios desde la altura te maldice
y que ríe Satán desde el abismo!
XXXII
Embriaga mis extáticos sentidos
la ardiente ondulación que se levanta,
al compás de tus rítmicos latidos
debajo de tu mórbida garganta.
Tras los encajes de la gasa leve
que tus senos de virgen medio encubre,
yo entreveo dos copos de la nieve
que torna en manantial el sol de octubre.
4 comentarios:
¿Es el retrato o tenía un ojo extraviado?....Rara imagen,jajaja
no es motivo de risa, en mi opinión...
Simplemente decir que me alegro cada vez que me encuentro con los versos de este hombre, ya sea en un estante, en una biblioteca o enla red.
Este año me tocará recorrer su tierra natal, y sólo espero que algo haya quedado de él en ese lugar.
Gracias
Pedro Antonio Gonzalez Valenzuela encarna el alma moribunda de sus tierras natales, en una demostracion de la necesidad de esta gente de sentirse escuchada, y ser comprendida por los otros,
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