Murió una vez un joven y piadoso campesinito y llegó a las puertas del cielo. Pero al mismo tiempo vino allí un señor que había sido muy rico y que también quería entrar en el cielo. Entonces se acercó San Pedro con las llaves y dejó pasar al señor; mas, según parece, no vio al campesinito y le cerró tranquilamente las puertas. Entonces oyó el campesinito cómo el señor era recibido con gran regosijo en el cielo y cómo se tocaba música y se cantaba. Por fin se hizo el silencio, San Pedro se acercó otra vez a las puertas del cielo, las abrió e hizo pasar al campesinito. El campesinito pensó que se tocaría música y se cantaría, pero cuando entró reinaba el silencio. Fue recibido con cariño, naturalmente, y los ángeles le rodearon, pero nadie cantó. Entonces el campesinito preguntó a San Pedro por qué no se le recibía como al rico, añadiendo que, según veía, en el cielo eran tan parciales como en la tierra. A lo que respondió San Pedro:
-No, no es así; tú nos eres tan querido como los demás y gozarás de todos los placeres del cielo, igual que ese rico señor; pero date cuenta: campesinitos tan pobres como tú llegan al cielo todos los dias; un señor tan rico, sin embargo, llega sólo cada cien años.
1 comentario:
Irónico San Pedro.
Qué buen cuento!
Publicar un comentario