David Cronenberg es un director al que le gusta hablar de su trabajo. Afable, sus ojos claros brillan con un fulgor indefinible, como si estuviera pensando en crear nuevas y truculentas historias. Cuando le comentas que la violencia parece ser parte esencial en su cine se revuelve afirmando que sus historias son mucho más que eso.
La violencia es una constante en su filmografía. ¿Por qué tanto interés en el tema?
No lo veo como el elemento fundamental de mis películas. Igualmente se podría decir que el tema de muchos de mis títulos gira en torno a la identidad. Así que yo no lo veo así. Reconozco que soy director y no novelista. Entonces el concepto es la esencia del drama, y la violencia es una cosa muy natural. Y es muy natural que un director quiera reflejar esa violencia en sus películas, entonces cuando retrato la violencia es normal que salga mi filosofía de la violencia. La cosa más fundamental es la parte humana, la fisicidad: nosotros somos nuestros cuerpos, y así es como muestro la violencia. Viendo la influencia que tiene en nuestros cuerpos. Es algo que me tomo muy en serio y puede que sea por eso por lo que la gente habla sobre la violencia. Porque la enseño como es, una cosa muy seria.
¿Cómo rueda las escenas violentas? ¿Están así en el guión o se van improvisando durante el rodaje?
No se pude improvisar una escena así. Hay que tenerlo todo muy planeado y controlado, entre otras cosas, porque son escenas peligrosas. Por ejemplo, en una parte de Una historia violenta, Viggo estaba desnudo y los cuchillos, aunque no estaban muy afilados, no dejaban de ser cuchillos. Así que había que tener mucho cuidado. En el guión ponía que entraban dos hombres con cuchillos y que había pelea. Fin de la historia. Luego toca trabajar junto al equipo de producción y los actores para preparar la secuencia. No se debe dejar nada a la improvisación.
¿No teme que una violencia tan cruda pueda provocar rechazo?
Desde luego es un riesgo, pero en una película tú estableces un cierto nivel de realidad. Entonces tienes que cumplir durante toda la cinta con ese nivel. Creo que el público va al cine para vivir otra vida a través de una película. Entonces, quien quiera ver la vida de Nikolai, por ejemplo, tiene que saber que ésa es la violencia que tiene. Así es como vive. Y así como creo que esta opción puede hacer que se pierda a una parte del público, también consigues que te respete otra, la que valora que no hayas girado la cámara en el último momento. Muestro la violencia tal y como es.
Aunque ha hablado antes de la fisicidad y de los cuerpos, también trabaja el interior de los personajes.
Cuando ves a un actor, ves su cuerpo, que es su instrumento de trabajo. Y si no tienes cuerpo, tampoco tienes vida interior. Yo, como director, no puedo fotografiar la vida interior, así que tengo que enseñar la representación física, la persona. Lo que hay dentro es algo que viene a través de la escritura del guión y de la interpretación de los actores. Eso es lo que da la sensación de vida interior.
Normalmente escribe y dirige sus películas, algo que no sucede muy seguido. ¿Qué vio en el guión que le animó a involucrarse en el proyecto?
Yo he hecho de todo. He escrito guiones solo, en colaboración con otras personas, he adaptado novelas, obras de teatro, etc. Y cada cosa tiene ventajas de las que disfrutar. Mis tres últimas películas han sido guiones de otras personas. En este caso en particular, encontré unos personajes maravillosos, unas localizaciones increíbles, y una historia muy interesante sobre personas de Europa del Este que viven en otros países e intentan mantener su propia identidad.
¿Cómo afronta la producción de la versión operística de La mosca?
No muy bien (risas). De momento no le puedo contestar, porque no lo sé. No he empezado todavía. Es algo muy interesante la idea de asustarse a uno mismo, porque voy a hacer algo que es totalmente nuevo para mí. Es precisamente eso lo que me atrae, aunque la ópera es el medio de los compositores y no el de los directores. Howard Shore, que ha hecho la música para casi todas mis películas, también ha compuesto la partitura para la ópera, y el libreto ya está escrito, así que se puede decir, que la mayoría del trabajo ya lo han hecho otras personas. Aún así, tengo muchas ganas de empezar.
Ahora que se hace mayor, ¿cómo afecta eso a su carrera?
Todo lo que me ha ocurrido durante mi vida me ha influido. Por ejemplo, me casé, tuve hijos, ahora tengo un nieto. Mi cine es muy personal, por lo que le afecta cómo he vivido mi vida. La vida es un crisol, y cada película toma una faceta de ese crisol. Hace veinte años, por ejemplo, habría hecho de una forma distinta Promesas del Este, porque ahora sé más de cine y de la vida.
Octubre 2007
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