Cuando fundé el Cabaret Voltaire estaba convencido de que en Suiza encontraría jóvenes que, como yo, quisieran no solamente disfrutar de su independencia, sino también dar testimonio de ella.
Me dirigí al señor Ephraim, propietario de la Meirerei y le dije: “Por favor, señor Ephraim, déme el local. Quisiera fundar un cabaret artístico”. Nos pusimos de acuerdo y el señor Ephraim me dio el local. Fui a visitar a algunos conocidos y amigos: “Por favor, necesito prestado un cuadro, un grabado, un dibujo. Me gustaría mucho anexar una pequeña exposición a mi cabaret”. A la prensa benévola de Zurich le dije: “Quiero hacer un cabaret internacional: haremos algo bello”. Me dieron cuadros, se publicaron noticias. Y el cinco de febrero se abrió nuestro cabaret. La señora Hennings y la señora Leconte cantaron en francés y en danés. Tristan Tzara leyó sus poesías rumanas. Una orquesta de balalaikas tocó canciones populares y danzas rusas.
Encontré gran apoyo y simpatía en el señor Slodki, quien grabó el anuncio del cabaret, y en el señor Arp, quien puso a mi disposición algunas obras originales: aguas fuertes de Picasso, cuadros de sus amigos: O. van Rees y Arthur Segall. También encontré mucho apoyo en la señora de Tristan Tzara, en Marcel Janco y Max Oppenheimer, quienes muchas veces aparecieron en escena. Organizamos una velada rusa, luego una francesa (se leyeron obras de Apollinaire, Max Jacob, André Salmon, Jarry, Laforgue y Rimbaud). El 26 de febrero llegó de Berlín Richard Huelsenbeck y el 30 de marzo ejecutamos dos admirables cantos negros (siempre con el acompañamiento del gran tambor; bonn, bonn, bonn, bonn, drabatja mo, bonnooooooooo); el señor Laban asistió y estaba maravillado. Y por iniciativa de Tristan Tzara, la señora Huelsenbeck, Janco y el mismo Tzara interpretaron (por primera vez en Zurich y en el mundo entero) los versos simultáneos compuestos por ellos. Con la ayuda de nuestros amigos de Francia, Italia y Rusia, publicamos un pequeño folleto. En él, aclaramos la actividad del cabaret, cuyo objetivo principal es recordar que más allá de guerras y patrias existen seres humanos independientes que viven para otros ideales.
La intención de los artistas reunidos aquí es publicar una revista internacional. La revista aparecerá en Zurich y tendrá por nombre Dadá Dadá Dadá Dadá.
Me dirigí al señor Ephraim, propietario de la Meirerei y le dije: “Por favor, señor Ephraim, déme el local. Quisiera fundar un cabaret artístico”. Nos pusimos de acuerdo y el señor Ephraim me dio el local. Fui a visitar a algunos conocidos y amigos: “Por favor, necesito prestado un cuadro, un grabado, un dibujo. Me gustaría mucho anexar una pequeña exposición a mi cabaret”. A la prensa benévola de Zurich le dije: “Quiero hacer un cabaret internacional: haremos algo bello”. Me dieron cuadros, se publicaron noticias. Y el cinco de febrero se abrió nuestro cabaret. La señora Hennings y la señora Leconte cantaron en francés y en danés. Tristan Tzara leyó sus poesías rumanas. Una orquesta de balalaikas tocó canciones populares y danzas rusas.
Encontré gran apoyo y simpatía en el señor Slodki, quien grabó el anuncio del cabaret, y en el señor Arp, quien puso a mi disposición algunas obras originales: aguas fuertes de Picasso, cuadros de sus amigos: O. van Rees y Arthur Segall. También encontré mucho apoyo en la señora de Tristan Tzara, en Marcel Janco y Max Oppenheimer, quienes muchas veces aparecieron en escena. Organizamos una velada rusa, luego una francesa (se leyeron obras de Apollinaire, Max Jacob, André Salmon, Jarry, Laforgue y Rimbaud). El 26 de febrero llegó de Berlín Richard Huelsenbeck y el 30 de marzo ejecutamos dos admirables cantos negros (siempre con el acompañamiento del gran tambor; bonn, bonn, bonn, bonn, drabatja mo, bonnooooooooo); el señor Laban asistió y estaba maravillado. Y por iniciativa de Tristan Tzara, la señora Huelsenbeck, Janco y el mismo Tzara interpretaron (por primera vez en Zurich y en el mundo entero) los versos simultáneos compuestos por ellos. Con la ayuda de nuestros amigos de Francia, Italia y Rusia, publicamos un pequeño folleto. En él, aclaramos la actividad del cabaret, cuyo objetivo principal es recordar que más allá de guerras y patrias existen seres humanos independientes que viven para otros ideales.
La intención de los artistas reunidos aquí es publicar una revista internacional. La revista aparecerá en Zurich y tendrá por nombre Dadá Dadá Dadá Dadá.
Zürich, Mayo 15 de 1916
Foto: Tristan Tzara sostenido por Hans Arp y Hans Richter
Foto: Tristan Tzara sostenido por Hans Arp y Hans Richter
8 comentarios:
Agradeço as palavras que deixaste no meu blog.
Entendo um "pouquito" de espanhol mas ainda não tive tempo para ler os textos da revista.
No entanto, obrigada pelo convite. Fica prometido que voltarei aqui com mais calma.
Hola,
ya deje un link de tu blog en mi Villelumiere!
Gracias por tu visita a mi blog, me permitió conocer lo tuyo que es muy interesante!
Pasaré a ser visitante :)
Un abrazo del otro lado del mar!
Muchas gracias por la visita y por las palabras de Borges.
Los felicito por su blog... la idea es encantadora... como la del cabaret.
Saludos,
Soledad.
Repiques de campanas y campanillas, tambores, golpes sobre mesas o cajones vacíos vitalizaban en forma inédita el violento llamado del nuevo lenguaje poético, excitando así, por medios puramente físicos, a un público que al principio permanecía totalmente postrado ante sus jarros de cerveza. Pero aquello acabaría por arrancarlo de su estado de embotamiento, a tal punto que un verdadero frenesí de participación se apoderaba de la gente. ¡Eso era el Arte, eso era la vida y eso era lo que ellos necesitaban!
de Dadá y El Cabaret Voltaire,
HANS RICHTER
Un gusto haber recibido la invitación, un placer conocerlo.
Gracias por publicar algo en referencia a Dada...
Me trajo muchos, muchos recuerdos de la época, no tan lejana, de mi "regreso" al arte, de mis compañeros/as de ruta, de sueños...
GRACIAS GRACIAS GRACIAS.
PD: Van de regalo, las palabras con que Tzara inicia el manifiesto del Señor Antipirina:
DADA es nuestra intensidad: que erige las bayonetas sin consecuencia a la cabeza sumatral del bebé alemán; DADA es la vida sin pantuflas ni paralelos.
Jajajaja... Terrible, terrible...
He buscado en estos días los motivos de Ball ("Flight for time") y te he encontrado...y aún más. Beat, japón, dadá. A cada quien le toca su propia manera de interpretar y generar el arte que toca a su tiempo. Ball y otros en su contexto de guerras (I y II)...pero no es el nuestro una(s) guerra(s) más? Diferente manera, diferentes asuntos. En esta ocasión pareciera, sin embargo, permearse de cierto cinismo y apatía...o cansancio. Qué piensas? Habrá que volver al Cabaret Voltaire.
Ah, otra cosa...el Cabaret Voltaire ha sido nuevamente ocupado. Te interesará ver la noticia en:
http://es.geocities.com/dada1391/cabaretvoltaire.htm
Publicar un comentario