lunes, agosto 21, 2006

Premio Nacional de Literatura 2006





La pregunta es: Si Miguel Serrano no fuera adepto a la ideología nazi, o, incluso más, si su filonazismo no fuera de uso público, ¿alguien cree que ya no le hubiera sido otorgado el Premio Nacional de Literatura? Imposible.

Una cosa es que el Premio Nacional haya cometido ciertos excesos en sus postulaciones o asignaciones, y otra diferente es que haya incurrido en omisiones de importancia, excepto ésta, claro. Convengamos, desde ya y de una vez por todas, que a Miguel Serrano jamás le darán el mentado premio. Nuestro país no ha alcanzado tal nivel de justicia y madurez.

A horas de ser estipulado el anuncio, creemos conveniente adscribir al reparo, a la sospecha que provoca el reconocimiento lógico, indoloro y no exclusivamente adscrito a lo literario. Bastan dos dedos de lecturas –y tal vez, sólo tal vez, dos más de ejercicio creativo- para aceptar que Serrano le lleva por lo menos cierta distancia a sus más cercanos “perseguidores”, incluida la ubicua señora Eltit, ligada desde hace rato al oficialismo, político y teórico-académico; el señor Marín, prestigioso escritor autoeditado y bastión inalienable de los bien o mal llamados “nenes”; y el señor Lafourcade, cuya permanente postulación provoca asombro, y en relación a su ventaja comparativa con respecto a Serrano, estupefacción.

La trayectoria, el amplio campo imaginativo, la mixtura cultural –inédita por nuestras tierras-, la soltura narrativa (expresada en ficciones, crónicas, ensayos, epístolas y memorias), la justeza poética, la excelencia en sus avales –descontando, claro, el primer prólogo de Jung a un texto literario, las innumerables ediciones extranjeras, las traducciones, las entrevistas, los artículos, las reseñas-, la profundidad y alcance de su trama, el arrojo, el riesgo, el “redescubrimiento clamoroso de corrientes espiritualistas y herméticas” (Filebo), el componente filosófico, el mitológico, la propuesta histórica; son algunas de las razones que hacen de su obra total un cuerpo de fiera solidez, sin puntos de referencia en nuestra historia literaria.

Olvidado a medias por los círculos que manejan la distribución, cultural más que editorial (el viejo truco: sacando a los mejores es más fácil destacar); recobrado por antiguos y nuevos literatos –y uno que otro despistado que logra, a su vez, despistar a los más débiles e incautos-, Serrano soportará un nuevo “olvido” y omisión, basada como siempre, en una argumentación equívoca y apoyada en el ánimo permanente de los que saben que entran por el lado y que para superar el último escalón hacia el proscenio basta justificar y despotricar en torno a cuestiones que nada tienen que ver con la enorme creación que nos ha legado don Miguel Serrano.

Un saludo, desde el respeto y la admiración, a quien no requiere de estos galardones para engrandecer su obra, tan sólo una mirada atenta y sin prejuicios.










3 comentarios:

negro pesimo dijo...

muchachos/
un bello, profundo, sensible e inteligente blog.
están linkeados desde http://www.contrasimismo.blogspot.com
fuerza y pasión
sigan abriendo la senda
un abrazo

Indianguman dijo...

glup. bien por la apertura. Mirar cuesta, así con justeza.

Isca-Reflejada dijo...

No me cabe la menor duda de que en otro plano de existencia los premios nacionales y/o nobeles son mas justos....
seguramente el ya a estas alturas ha recibido varios....... :-)

Un abrazo.