Las revueltas campesinas del sudeste de Inglaterra en 1381 —conocidas también con el nombre de su líder, Wat Tyler— tuvieron tanto un origen antifiscal como una intención más general de cuestionar las bases que soportaban la servidumbre, en un momento en que la falta de hombres por los efectos de la reciente peste negra fortalecía la posición de los plebeyos. También la corrupción, en los dos brazos, civil y eclesiástico, empujaba a hacerse preguntas. Ese fue el escenario en el que monjes lolardos vinieron a cuestionar el statu quo vigente y a reivindicar un orden social igualitario con preguntas y oraciones como la presente, reivindicando un tiempo original en el que el sometimiento no existía y, por tanto, este no tenía en la actualidad ninguna sanción divina. Discursos como este famoso sermón de John Ball evocan el tiempo en el que la disidencia social y política adquiría los únicos hábitos y lenguajes posibles y comprensibles: los del paradigma religioso.
Cuando Adán trabajaba la tierra y Eva hilaba, ¿quién era entonces caballero? Al principio de los tiempos todos los hombres eran iguales. La servidumbre fue introducida por las acciones injustas de los malos, contrariamente a la voluntad divina; porque si Dios hubiese tenido la intención de hacer siervos a los unos y señores a los otros habría establecido esa distinción desde el principio. Ahora se presenta una ocasión a los ingleses, si saben aprovecharla, de sacudir un yugo tan antiguo y obtener la libertad siempre deseada. Es preciso que se armen de valor. Que se conduzcan como el sabio de la Escritura que guardaba el buen trigo en su granero pero arrancaba y quemaba la cizaña... La cizaña de Inglaterra son los jefes opresores. Ha llegado el momento en que es preciso extirpar y eliminar a los malos señores, a los jueces injustos, a los legisladores que obstaculizan el bien común. Entonces habrá paz para el presente y seguridad para el futuro.
1381
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