martes, abril 15, 2014

"Valparaíso", de Henry Miller





Lo poco que he aprendido sobre el arte de escribir se condensa en esto: no es lo que la gente cree que es. Es una cosa absolutamente nueva cada vez y para cada individuo. Valparaíso, por ejemplo. Valparaíso, cuando yo lo digo, significa algo enteramente distinto de lo que significaba antes. Puede significar una puta inglesa que ha perdido los dientes delanteros y el camarero del bar de pie en medio de la calle buscando parroquianos. Puede significar un ángel con una camisa de seda acariciando un arpa negra con sus hábiles dedos. Puede significar una odalisca con el culo envuelto en un mosquitero. Puede significar cualquiera de estas cosas o ninguna, pero, signifique lo que significare, podemos estar seguros de que es algo diferente, algo enteramente nuevo. Valparaíso está siempre cinco minutos antes del fin, un poco hacia este lado del Perú, o quizás tres pulgadas más cerca. Es esa pulgada cuadrada accidental la que hacemos con fiebre, porque tenemos un parche caliente bajo el culo y el Espíritu Santo en las tripas… incluidos los errores ortopédicos. Significa “mear caliente y beber frío” como dice Trimalción, “porque nuestra madre la tierra está en el medio, redonda como un huevo, y tiene en sí todas las cosas buenas y malas, como un panal de miel”.




en Primavera negra, 1936








Traducción de Patricio Canto












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