Tú la única y oigo las hierbas de tu risa
Tú eres la cabeza que te quita de sí
Y desde lo alto de los peligros de la muerte
Bajo los globos nublados por la lluvia de los valles
Bajo la grave luz bajo el cielo de tierra
Tú das luz a la caída.
Los pájaros ya no son refugio suficiente
Ni la pereza ni la fatiga
El recuerdo de bosques y de frágiles arroyos
En la mañana de caprichos
En la mañana de visibles caricias
En la gran mañana de la ausencia la caída.
Las barcas de tus ojos se extravían
En el encaje de las desapariciones
El abismo es revelado a los otros para extinguirlo
No tienen derecho las sombras que creas a la noche.
en L'amour la poesie, 1929
Traducción dedicada a mi Fer,
por un Sur ahora nuestro
Fotografía intervenida de Henri Cartier-Bresson, Paris, 1940
Toi la seule...
Toi la seule et j’entends les herbes de ton rire
/ Toi c’est la tête qui t’enlève
/ Et du haut des dangers de mort
/ Sur les globes brouillés de pluie des vallées
/ Sous la lumière lourde sous le ciel de terre
/ Tu enfantes la chute. // Les oiseaux ne sont plus un abri suffisant
/ Ni la paresse ni la fatigue
/ Le souvenir des bois et des ruisseaux fragiles
/ Au matin des caprices /
Au matin des caresses visibles
/ Au grand matin de l’absence la chute. /
Les barques de tes yeux s’égarent /
Dans la dentelle des disparitions /
Le gouffre est dévoilé aux autres de l’éteindre /
Les ombres que tu crées n’ont pas droit à la nuit.
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