miércoles, agosto 31, 2011

“La vida vuelve a su más puro alcohol”, de Carlos de Rokha






A ese labio de esfinge a su mosaico
A un desierto de abanicos de pestañas de insectos
Donde este otro mundo ríe sin cesar
Sobre la ciudad de los arlequines de humo
El mar abre su cofre
Me hacer ver en una playa de caimanes hermosas mujeres de hielo
Ellas espantadas corren por la selva como un atado de ojos
Mujeres sin boca grupo de hielos enloquecidos
Persiguen la noche con sus ramas de amor
Cantan de bahía en bahía
Mujeres con arañas con hachas llameantes
Jóvenes de espaldas de gaviota
Ávidas de sed y por cuyos ojos pasa un mundo alucinado y de terror
Ella arrojan alacranes a la garganta de la esfinge
Ellas predican alianzas con alas y olas
Ellas asaltan la realidad con su delirio
Y con su rosa de hielo domestican la playa
Y con sus ojos transfiguran el cielo
Todo se transforma en un génesis de olas y alas
De vértigo de espléndidas pirámides
Ya más allá de todo de la virtud y del encanto
Donde perderse por un desierto de pinos flotantes
Hacen sonar las llaves oír la risa de la esfinge
La vida vuelve a su más puro alcohol
Ella es este deseo de proseguir
De destruir todo lo que está demás
El otro mundo encadenado a mi delirio




en El orden visible, 1956














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