El fútbol es un juego colectivo que se valoriza por las individualidades
Fernando Riera
Fernando Riera
En una familia de futbolistas era natural que Fernando Riera siguiera los pasos de sus hermanos Jaime, Melchor y Guillermo. “Nací como jugador en Santa Laura, en Unión Española... Estuve allí hasta que el club se disolvió por la Guerra Civil Española. La colonia vestía el uniforme de la Falange, boina y pantalón negros, e iba al estadio a insultar y arrojar cosas. Yo era puntero y como jugaba al lado de la reja todo resultaba desagradable. Había debutado en Primera División un mes antes de cumplir los 17 años...” Vivía Riera en la empedrada calle Pedro de Valdivia, cerca de la plaza, por donde pasaban caballos y el tranvía 34. Estudiaba en el colegio San Ignacio, en Alonso Ovalle con San Ignacio, cerca de los palacios de las familias Falabella y Astaburuaga. Había sólo un recreo (”el de la una”), los postes del patio servían de arcos y los 45 minutos se pasaban volando. Los estadios eran Campos de Sports, donde ahora está el Estadio Nacional, y el de Carabineros, por Balmaceda abajo, más allá de la Estación Mapocho y del Canódromo. “En el estadio de Carabineros recuerdo haber enfrentado a Obdulio Varela, que venía en un equipo uruguayo que no era Peñarol ni Nacional, de camiseta negra y blanca”.
Chomsky: ¿Cuáles eran sus características de jugador?
Fernando Riera: Tenía buena técnica, excelente para ese tiempo, porque jugaba mucho a dominar una pelota de tenis rebotándola contra la madera, la muralla. Usaba las dos piernas y muy valiente no era para entrar... Por consejo de Melchor que me dijo “siempre tendrás el puesto”, jugué de wing izquierdo. Llevaba el “11″ en la espalda y era diestro, pero mucha gente creía que era zurdo.
De Unión Española pasó a Universidad Católica...
Lo lógico habría sido que fuese a Universidad de Chile, porque ahí estudiaba mi hermano Jaime y jugaba el argentino Alejandro Scopelli, quien era el entrenador de la selección universitaria... Unión Española le había puesto precio a cada futbolista, y la suma se repartía en partes iguales entre el jugador y la institución. Con el dinero que recibí invité a mis amigos al Centro Español.
¿Dónde estaba en esa época?
En la calle Huérfanos, frente al cine Victoria. Claro, al lado del “Bim Bam Bum”... Yo estaba a punto de ir a Santiago Morning, más que nada por la admiración que sentía por el centrodelantero Raúl Toro Julio, cuando me topé frente al Centro Español con dirigentes de Universidad Católica, entre ellos Exequiel Bolumburu, quien también era jugador titular, y me llevaron al club...
De acuerdo con algunos contemporáneos, Raúl Toro fue el mejor jugador chileno de todos los tiempos. Según otros, era lento y no habría podido jugar en el fútbol actual...
O habría dejado o se habría entrenado como hicimos todos... Éramos semiprofesionales, sólo entrenábamos los martes, preparación física, y los jueves, el partido con la reserva. Y los martes todos teníamos algo que hacer... Raúl Toro fue un genio, le pegaba muy bien a la pelota con los dos pies, era un gran cabeceador, goleador, valiente, dribleaba, tocaba... El que a veces me hace acordar de Toro en algunas jugadas es el brasileño Romario...
¿Cuándo empieza el profesionalismo?
Con el argentino Antonio de Mares, un ex half izquierdo de Racing, de entrenador. Con él comenzamos a entrenar todos los días. Tenía un carácter fenomenal y cuando uno le iba a solicitar permiso para faltar, se acercaba y empezaba a sacarte pelusas de la ropa, escuchaba y al final decía que te esperaba mañana...
¿Quién lo bautizó “Tata”?
Luis Vidal, el “Huacho”, con quien fui compañero en Unión Española y en Universidad Católica. No sé el motivo, seguramente porque yo mandaba y retaba...
Usted ganó fama por sus goles olímpicos...
Contando los partidos internacionales, debo haber convertido 11 o 12, pero el que más recuerdo es uno al “Pulpo” Simián, en un clásico universitario... La mayoría los convertí desde la izquierda con la pierna derecha, pero también anoté desde la derecha pateando con la izquierda. Buscaba la comba, en esos años no se conocía la palabra “chanfle”... Llegado el momento, la gente hacía callar y se producía un gran silencio en el estadio cuando yo iba a tirar un corner . Fue tanta la presión que decidí dejar de patear los tiros de esquina.
Chanfle
¿El uruguayo Omar Míguez popularizó en Chile el “chanfle”?
“Cotorra” Míguez le pegaba muy bien al balón, fuerte y con mucho efecto. Después, Didí hizo famoso el “chanfle”. El brasileño le pegaba suavemente a la pelota que subía y en seguida caía como una hoja en otoño, por eso se llamaba “folha seca”.
¿Es cierto que durante un clásico universitario a usted lo lesionó su hermano Jaime?
No. Muchos se quedaron en eso y algunos diarios llamaron “Caín” a Jaime. Lo que ocurrió es que estábamos juntos en esa jugada, pero el que me fracturó una costilla fue Miguel Busquets, un íntimo amigo mío. Y reforzando a Colo Colo frente a Nacional de Montevideo me quebré el peroné izquierdo. Fue una fractura simple, sin desplazamiento.
Usted fue el primer futbolista chileno en ir a Europa...
Después de ser campeones con Católica en 1949, el club hizo una gira por Europa. Lamentablemente, José Manuel Moreno prefirió quedarse en Argentina y no viajó. En esos años, que no les hablaran a los argentinos de París, para ellos no había como Buenos Aires... Jugamos en Alemania, Bélgica, Francia y España (estuvimos en Madrid, Sevilla y Mallorca, la tierra de mis viejos). Recuerdo que en cuanto descendimos del tren en París, nos fuimos directamente al Folies Bergiere... Me impresionó la organización de Europa y quise jugar allí.
La prensa francesa lo describió como un “virtuose du ballon” y “attraction”...
Ya no era puntero izquierdo, sino interior derecho. Después de Moreno, usar el “8” era un sacrilegio, pero en ese puesto se notaban más mis cualidades y menos mis defectos... El “Conejo” Scopelli, a quien le debo todo lo que se le puede deber a una persona que no sea el padre de uno, me recomendó y fui al Stade de Reims, la región de la campaña. Allí tuve la fortuna de conocer al entrenador Albert Batteux, el que dirigió a Francia en el Mundial de Suecia “58.
¿Cuándo pensó en ser entrenador?
A fines de los cuarenta. Cuando Universidad Católica jugaba partidos amistosos en fundos y pueblos chicos, el entrenador Antonio de Mares me mandaba a mí, que era el capitán, con el equipo. En Francia colaboraba con Batteux en la escuela de fútbol del Reims, pero la primera vez deseché hacer el Curso de Entrenador por eso de buen sudamericano de pensar que no lo necesitaba. Por carta, Scopelli, me subió y me bajó...
De su pasado de técnico en maderas usted aprendió a detectar a los jugadores “troncos”...
(Sonríe) Fui jefe de elaboración en barracas y en fábrica de puertas y ventanas desde 1937 a 1950. El trato con los obreros me enseñó como saber mandar a la gente que tenía a mi cargo.
¿Quiénes fueron los mejores jugadores chilenos de antes?
(Enseña una página de diario enmarcada con vidrio en la que aparecen las caricaturas de una selección de todos los tiempos, con Riera como entrenador. Están Sergio Livingstone, Luis Eyzaguirre, Elías Figueroa, Alberto Quintano, Isaac Carrasco, Enrique Hormazábal, Eladio Rojas, Jorge Toro, Jaime Ramírez, Carlos Caszely y Leonel Sánchez.)
Livingstone es indiscutido. El problema es que el “Sapo” tapó a otros grandes arqueros como Hernán Fernández... René Quitral... Daniel Chirinos... De los últimos, Roberto Rojas ¡lástima lo que hizo!, Mario Galindo... Ascanio Cortés, actuó en River Plate... Raúl Sánchez... Sergio Navarro... Francisco Hormazábal... Eladio Rojas, quien no triunfó en River Plate, porque él nunca “tragó” a los argentinos... “Chamaco” Valdés... Andrés Prieto... Atilio Cremaschi... Manuel Muñoz... Carlos Reinoso, elegido el mejor jugador extranjero en México... Mario Moreno... Pedro Araya... Raúl Toro... René Meléndez... Honorino Landa, más que Caszely, quien pudo ser más en España, creo yo... “Chocolito” Ramírez... Habría que recordar nombres y hacer una lista.
Copa del Mundo 1962
Del plantel que fue a la gira de Europa 1960, casi un equipo no llegó al Mundial: Raúl Coloma, Jorge Luco, Isaac Carrasco, Hernán Rodríguez, Mario Soto, René Meléndez, José Benito Ríos, Juan Soto y Bernardo Bello...
El colador, se decantan nombres... No quiero entrar en polémica acerca de si los procesos sirven o no. Por mí que el Mundial hubiese sido un mes después de la gira, pero fue quedando una gran unión espiritual, una fuerza unánime, a la hora que las papas queman...
El fútbol es equilibrio...
Como dijo el británico Winston Churchill, ¿cuál pata es más importante en una mesa de tres patas? En el plantel del ’62 había una base natural, no de formación, de jugadores inteligentes y con mentalidad de ver el fútbol, de contagiar el gusto por la pelotita... Había experiencia (Escuti, Raúl Sánchez, Ortiz, Musso, Ramírez)... técnica (los dos Sánchez, Toro, Ramírez, Eyzaguirre, Navarro)... velocidad (Eyzaguirre, Ramírez, Navarro, Landa)... velocidad larga (Fouillioux)... estatura y/o juego aéreo (Contreras, Cruz, Lepe, Rojas, Tobar y Campos)... inspiración (Moreno, Landa)... intuición y anticipo (Raúl Sánchez)... pausa (Toro)... sobriedad (Rojas)... disparo desde fuera del área (Rojas, Toro, Leonel Sánchez)... dinámica (Ramírez)...
¿Mario Moreno?
Le tocó el partido con Alemania Federal...
Y no contó con Jorge Toro...
El equipo bajó su rendimiento y careció de fortuna. Lo que pienso ahora, ahora, es que Moreno tendría que haber jugado contra Yugoslavia. Era partido para él más que para “Campitos” (Carlos Campos)...
Sin “Cuá-Cuá” Hormazábal usted no tenía el “8” para el Mundial y tuvo que utilizar a Toro que era el “10”...
“Cuá-Cuá” no le creyó a la cosa... Pero la idea era que jugaran los dos, como hacían y muy bien en Colo Colo. En la nómina de 40 jugadores que se enviaba antes del Mundial, yo tenía listo 39.
¿Esperaba a “Cuá-Cuá”?
Todos creían que el último cupo era para Hormazábal... Al final, inscribí a Luis Hernán Álvarez...
Guillermo Yávar, Francisco Valdés y Orlando Ramírez pudieron estar en la nómina...
Hablé con ellos y les expliqué que eran muy jóvenes, que tendrían otro Mundial por delante...
¿Existía espionaje futbolístico en esa época?
Hernán Carrasco estaba en la sede de Viña del Mar, Francisco Hormazábal en Arica y Hugo Tassara en Rancagua. Antes del partido con Brasil, imagínese si no me preocupaba Garrincha... Carrasco me dijo que en los tiros de esquina, Garrincha corría en diagonal y peinaba en el primer palo. Y de cabeza nos anotó un gol en el Estadio Nacional... De Garrincha se comentaba que la única que sabía era amagar, irse por dentro y salir por fuera, pero él partía antes de partir, eso lo inventó él...
Usted bautizó hinchaguindas a los periodistas... Lo dijo cuando el Presidente de la República Jorge Alessandri concurrió a felicitarlos e ingresó por la cocina, y usted creyó que se trataba de la prensa...
Era un término que venía de Argentina y quería decir hinchapelotas, pero lo usábamos sólo entre nosotros... La verdad de la visita de Alessandri ha sido tergiversada...
Se ha mencionado que sucedió después del partido con Alemania y fue con Brasil... Ocurrió en la casona de Hernando de Magallanes con Cristóbal Colón y algún periodista publicó que Alessandri saltó la acequia del complejo Juan Pinto Durán...
¿Ah, sí? En este living he discutido con “Tito” Fouillioux, Leonel y el “Checho” Navarro porque ellos han dado versiones de que yo estaba leyendo El Mercurio, que me habría referido mal a los periodistas y otros adornos... La entrada principal estaba por Colón, pero no se usaba. A la vuelta, por Hernando de Magallanes, estaba la de servicio y justo cuando llegó el Presidente, manejando él mismo, el carabinero de punto se hallaba en el otro lado. Sentí los alegatos del cocinero diciendo que no se podía pasar y eso fue todo... Alessandri nos dijo que de fútbol no entendía, pero nos felicitó a pesar de la derrota.
Resto del mundo
El 23 de octubre de 1963 usted dirigió la selección “Resto del Mundo” que enfrentó a Inglaterra con ocasión del centenario del fútbol inglés...
Fue un reconocimiento por el tercer lugar de Chile en 1962. Conté con los mejores jugadores (Lev Yashin, Soskic, Djalma Santos, Luis Eyzaguirre, Pluskal, Populhar, Karl Heinz Schnellinger, Dennis Law, Joseph Masopust, Alfredo Di Stéfano, Raymond Kopa, Uwe Seeler, Eusebio, Ferenc Puskas y Gento), pero no pude darme el lujo de dirigir a Pelé, por la oposición de un empresario que lo arruinó, ni a Garrincha, que se encontraba lesionado. Pelé siempre le hizo goles a mis equipos... (Ganó Inglaterra 2-1 con un gol al final y jugaron, entre otros, Gordon Banks, Bobby Moore, Jimmy Greaves y Bobby Charlton).
¿Los tres jugadores más grandes que vio?
Alfredo Di Stéfano, Pelé y José Manuel Moreno, en ese orden. ¿Diego Maradona? Las comparaciones son odiosas, pero vi jugadores tan grandes como Antonio Sastre... René Pontoni... Adolfo Pedernera...
¿Fue el portugués Eusebio lo más parecido que hubo a Pelé? ¿El holandés Johan Cruyff es comparable con Di Stéfano?
Sí. Eusebio fue impresionante. El mundo vino a descubrirlo en el partido que Portugal perdía 3-0 y ganó 5-3 ante Corea en el Mundial de Inglaterra ’66. Como todo superdotado, Eusebio no creaba problemas y te ayudaba en la cancha... Cruyff se parecía a Di Stéfano en la visión del juego y en el despliegue.
La frase de que los grandes equipos se hacen de atrás para adelante...
La inventé yo... El Santos de Pelé jugaba día por medio y convertía tres y cuatro goles por partido, pero hubo un momento en que los rivales lo empezaron a esperar y a hacerle cuatro y cinco goles por no cuidar la cocina...
Dejó Boca Juniors porque le contrataron dos jugadores (Oscar Malbernat y Carlos Pachamé) sin su consentimiento. De ahí viene su anécdota de que si uno necesita un piano y compra un Mercedes Benz, le sigue faltando el piano...
Estábamos para ser campeones, hubo una huelga de jugadores, el presidente Alberto J. Armando nunca aceptó que yo participara y la relación se resintió...
Cuando necesita llamar a Isabel, su fiel asistente, Riera utiliza el canto de los lentes ópticos para golpear un vaso...
Muy pocos saben quiénes fueron los entrenadores del Santos de Pelé (Lula) y del Real Madrid de Di Stéfano (Miguel Muñoz). ¿Por qué empezaron a cobrar tanta importancia los técnicos?
Pienso que por los resultados...
Su rivalidad con Luis Álamos, el “Zorro”...
Fue una polémica más de afuera. Yo estaba en la Católica y él en la “U”, se decía que uno era más práctico y el otro más teórico... Que un estilo de fútbol era más clásico y el otro más táctico... Que uno jugaba más lento y el otro más rápido... Uno dijo algo y el otro contestó mal... Hay momentos en que te conviene jugar más lento, hasta en el tenis se usa eso... A la gira a Europa llevé dos entrenadores: Alberto Buccicardi y Luis Álamos. Y para eso tuve que dejar abajo al utilero (Humberto: Enrique Molina), función que desempeñamos José Ruiz y yo. Todos los primeros tiempos los jugamos bien, después nos caíamos por una cuestión de ritmo. Frente a Bélgica, el propio Álamos dijo que había que tocar y aguantar. Pusimos a René Meléndez, que le paró el tránsito a los belgas y ese fue el primer partido que no perdimos...
¿Su peor momento en el fútbol es el penal que Enrique Marín le sancionó a Alberto Quintano en Lota?
Privó a la “U” de ser campeón en 1980...
Le impidió disputar el título con el Cobreloa que sería dos veces vicecampeón de la Copa Libertadores...
Creo que en el Estadio Nacional le habríamos ganado... Lo que me molesta es que Marín hasta ahora nunca reconoció su error. El trabajaba en el banco en que yo tenía cuenta...
¿Y usted para vengarse se sobregiró?
(Sonríe) Ese equipo de la “U” era muy maduro, adulto, con nivel universitario. Pedí de refuerzo a Héctor Puebla, de Lota Schwager, pero Vicente Cantatore ya lo tenía hablado para Cobreloa. La lógica indicaba que seríamos campeones al año siguiente, pero vendieron a Quintano a la Católica y renuncié.
La sentencia “corner nuestro, gol de ellos” le pertenece...
Eso nació en los entrenamientos de la “U”. Cada vez que teníamos un tiro de esquina a favor, la pelota terminaba dentro de nuestro arco.
Usted se peleaba bastante con el periodismo...
(Precisa) Con algunos periodistas... Admito que ahora, con la moda de la teoría del fútbol, sería insoportable para mí, muy bravo. Viene cualquier cabro que te mete un micrófono en el entretiempo, que habla de que el lado izquierdo... que el derecho... y al final pregunta ¿qué piensa usted?
La huella de la formación de Riera se nota en la cantidad de jugadores suyos que más tarde se transformaron en colegas: la mayoría del plantel de 1962 y de jugadores de la “U”.
¿Es Arturo Salah su mejor pupilo?
El no es un pupilo...
¿Heredero?
Es un amigo. Como Manuel Pellegrini.
¿Es Salah el más parecido a usted, por seriedad y por el concepto de la profesión?
Eso lo dejo a criterio de ustedes. Con Arturo y Manuel tenemos una estimación recíproca.
Pese a la fama de hosquedad que lo acompañó, el “Tata” dio pruebas de su humor varias veces. Como cuando se encontró con un ex jugador que le contó que tenía un fundo en el campo, a lo que Riera contestó: “Me lo imaginaba, no iba a ser en el Paseo Ahumada...” En la despedida, Riera nos va a dejar el ascensor y recita: “No vaya a titular con algo polémico que a estas alturas de mi vida no quiero pelearme con nadie. Y como los periodistas siempre se la sacan con que otros son los que titulan...” La cabra al monte tira...
El “Tata”
Fernando Riera Bauzá, (27 de junio, 1920 – 23 de septiembre, 2010).
Jugador de Unión Española (1937-38), Universidad Católica (1939-50), Stade de Reims, Francia (1950-52), Deportivo Vasco de Caracas, Venezuela (1953), Rouen, Francia (1953-54); de la Selección Nacional en los Sudamericanos de Montevideo (Uruguay ’42), Guayaquil (Ecuador ’47), Río de Janeiro, Sao Paulo, Belo Horizonte (Brasil ’49) y en la Copa del Mundo de Brasil ’50.
Fue Entrenador Diplomado por la Federación Francesa de Fútbol (1954) en Belenenses, Portugal (1954-57), Selección Chilena (1957-62), Benfica, Portugal (1962-63), Selección Resto del Mundo (1963), Universidad Católica (1964-65), Nacional de Montevideo, Uruguay (1966), Benfica, Portugal (1966-68), Universidad Católica (1968), Español de Barcelona, II División, España (1969-70), Selección Chilena (1970-71), Boca Juniors, Argentina (1971-72), Porto, Portugal (1972-73), La Coruña, II División, España (1973), Marsella, Francia (1974), Sporting, Portugal (1974-75), Monterrey, México (1975-76), Palestino (1977), Monterrey, México (1977-78), Universidad de Chile (1978-82), Everton (1983-84), Universidad de Chile (1985-88) y Monterrey, México (1988-89).
Chomsky: ¿Cuáles eran sus características de jugador?
Fernando Riera: Tenía buena técnica, excelente para ese tiempo, porque jugaba mucho a dominar una pelota de tenis rebotándola contra la madera, la muralla. Usaba las dos piernas y muy valiente no era para entrar... Por consejo de Melchor que me dijo “siempre tendrás el puesto”, jugué de wing izquierdo. Llevaba el “11″ en la espalda y era diestro, pero mucha gente creía que era zurdo.
De Unión Española pasó a Universidad Católica...
Lo lógico habría sido que fuese a Universidad de Chile, porque ahí estudiaba mi hermano Jaime y jugaba el argentino Alejandro Scopelli, quien era el entrenador de la selección universitaria... Unión Española le había puesto precio a cada futbolista, y la suma se repartía en partes iguales entre el jugador y la institución. Con el dinero que recibí invité a mis amigos al Centro Español.
¿Dónde estaba en esa época?
En la calle Huérfanos, frente al cine Victoria. Claro, al lado del “Bim Bam Bum”... Yo estaba a punto de ir a Santiago Morning, más que nada por la admiración que sentía por el centrodelantero Raúl Toro Julio, cuando me topé frente al Centro Español con dirigentes de Universidad Católica, entre ellos Exequiel Bolumburu, quien también era jugador titular, y me llevaron al club...
De acuerdo con algunos contemporáneos, Raúl Toro fue el mejor jugador chileno de todos los tiempos. Según otros, era lento y no habría podido jugar en el fútbol actual...
O habría dejado o se habría entrenado como hicimos todos... Éramos semiprofesionales, sólo entrenábamos los martes, preparación física, y los jueves, el partido con la reserva. Y los martes todos teníamos algo que hacer... Raúl Toro fue un genio, le pegaba muy bien a la pelota con los dos pies, era un gran cabeceador, goleador, valiente, dribleaba, tocaba... El que a veces me hace acordar de Toro en algunas jugadas es el brasileño Romario...
¿Cuándo empieza el profesionalismo?
Con el argentino Antonio de Mares, un ex half izquierdo de Racing, de entrenador. Con él comenzamos a entrenar todos los días. Tenía un carácter fenomenal y cuando uno le iba a solicitar permiso para faltar, se acercaba y empezaba a sacarte pelusas de la ropa, escuchaba y al final decía que te esperaba mañana...
¿Quién lo bautizó “Tata”?
Luis Vidal, el “Huacho”, con quien fui compañero en Unión Española y en Universidad Católica. No sé el motivo, seguramente porque yo mandaba y retaba...
Usted ganó fama por sus goles olímpicos...
Contando los partidos internacionales, debo haber convertido 11 o 12, pero el que más recuerdo es uno al “Pulpo” Simián, en un clásico universitario... La mayoría los convertí desde la izquierda con la pierna derecha, pero también anoté desde la derecha pateando con la izquierda. Buscaba la comba, en esos años no se conocía la palabra “chanfle”... Llegado el momento, la gente hacía callar y se producía un gran silencio en el estadio cuando yo iba a tirar un corner . Fue tanta la presión que decidí dejar de patear los tiros de esquina.
Chanfle
¿El uruguayo Omar Míguez popularizó en Chile el “chanfle”?
“Cotorra” Míguez le pegaba muy bien al balón, fuerte y con mucho efecto. Después, Didí hizo famoso el “chanfle”. El brasileño le pegaba suavemente a la pelota que subía y en seguida caía como una hoja en otoño, por eso se llamaba “folha seca”.
¿Es cierto que durante un clásico universitario a usted lo lesionó su hermano Jaime?
No. Muchos se quedaron en eso y algunos diarios llamaron “Caín” a Jaime. Lo que ocurrió es que estábamos juntos en esa jugada, pero el que me fracturó una costilla fue Miguel Busquets, un íntimo amigo mío. Y reforzando a Colo Colo frente a Nacional de Montevideo me quebré el peroné izquierdo. Fue una fractura simple, sin desplazamiento.
Usted fue el primer futbolista chileno en ir a Europa...
Después de ser campeones con Católica en 1949, el club hizo una gira por Europa. Lamentablemente, José Manuel Moreno prefirió quedarse en Argentina y no viajó. En esos años, que no les hablaran a los argentinos de París, para ellos no había como Buenos Aires... Jugamos en Alemania, Bélgica, Francia y España (estuvimos en Madrid, Sevilla y Mallorca, la tierra de mis viejos). Recuerdo que en cuanto descendimos del tren en París, nos fuimos directamente al Folies Bergiere... Me impresionó la organización de Europa y quise jugar allí.
La prensa francesa lo describió como un “virtuose du ballon” y “attraction”...
Ya no era puntero izquierdo, sino interior derecho. Después de Moreno, usar el “8” era un sacrilegio, pero en ese puesto se notaban más mis cualidades y menos mis defectos... El “Conejo” Scopelli, a quien le debo todo lo que se le puede deber a una persona que no sea el padre de uno, me recomendó y fui al Stade de Reims, la región de la campaña. Allí tuve la fortuna de conocer al entrenador Albert Batteux, el que dirigió a Francia en el Mundial de Suecia “58.
¿Cuándo pensó en ser entrenador?
A fines de los cuarenta. Cuando Universidad Católica jugaba partidos amistosos en fundos y pueblos chicos, el entrenador Antonio de Mares me mandaba a mí, que era el capitán, con el equipo. En Francia colaboraba con Batteux en la escuela de fútbol del Reims, pero la primera vez deseché hacer el Curso de Entrenador por eso de buen sudamericano de pensar que no lo necesitaba. Por carta, Scopelli, me subió y me bajó...
De su pasado de técnico en maderas usted aprendió a detectar a los jugadores “troncos”...
(Sonríe) Fui jefe de elaboración en barracas y en fábrica de puertas y ventanas desde 1937 a 1950. El trato con los obreros me enseñó como saber mandar a la gente que tenía a mi cargo.
¿Quiénes fueron los mejores jugadores chilenos de antes?
(Enseña una página de diario enmarcada con vidrio en la que aparecen las caricaturas de una selección de todos los tiempos, con Riera como entrenador. Están Sergio Livingstone, Luis Eyzaguirre, Elías Figueroa, Alberto Quintano, Isaac Carrasco, Enrique Hormazábal, Eladio Rojas, Jorge Toro, Jaime Ramírez, Carlos Caszely y Leonel Sánchez.)
Livingstone es indiscutido. El problema es que el “Sapo” tapó a otros grandes arqueros como Hernán Fernández... René Quitral... Daniel Chirinos... De los últimos, Roberto Rojas ¡lástima lo que hizo!, Mario Galindo... Ascanio Cortés, actuó en River Plate... Raúl Sánchez... Sergio Navarro... Francisco Hormazábal... Eladio Rojas, quien no triunfó en River Plate, porque él nunca “tragó” a los argentinos... “Chamaco” Valdés... Andrés Prieto... Atilio Cremaschi... Manuel Muñoz... Carlos Reinoso, elegido el mejor jugador extranjero en México... Mario Moreno... Pedro Araya... Raúl Toro... René Meléndez... Honorino Landa, más que Caszely, quien pudo ser más en España, creo yo... “Chocolito” Ramírez... Habría que recordar nombres y hacer una lista.
Copa del Mundo 1962
Del plantel que fue a la gira de Europa 1960, casi un equipo no llegó al Mundial: Raúl Coloma, Jorge Luco, Isaac Carrasco, Hernán Rodríguez, Mario Soto, René Meléndez, José Benito Ríos, Juan Soto y Bernardo Bello...
El colador, se decantan nombres... No quiero entrar en polémica acerca de si los procesos sirven o no. Por mí que el Mundial hubiese sido un mes después de la gira, pero fue quedando una gran unión espiritual, una fuerza unánime, a la hora que las papas queman...
El fútbol es equilibrio...
Como dijo el británico Winston Churchill, ¿cuál pata es más importante en una mesa de tres patas? En el plantel del ’62 había una base natural, no de formación, de jugadores inteligentes y con mentalidad de ver el fútbol, de contagiar el gusto por la pelotita... Había experiencia (Escuti, Raúl Sánchez, Ortiz, Musso, Ramírez)... técnica (los dos Sánchez, Toro, Ramírez, Eyzaguirre, Navarro)... velocidad (Eyzaguirre, Ramírez, Navarro, Landa)... velocidad larga (Fouillioux)... estatura y/o juego aéreo (Contreras, Cruz, Lepe, Rojas, Tobar y Campos)... inspiración (Moreno, Landa)... intuición y anticipo (Raúl Sánchez)... pausa (Toro)... sobriedad (Rojas)... disparo desde fuera del área (Rojas, Toro, Leonel Sánchez)... dinámica (Ramírez)...
¿Mario Moreno?
Le tocó el partido con Alemania Federal...
Y no contó con Jorge Toro...
El equipo bajó su rendimiento y careció de fortuna. Lo que pienso ahora, ahora, es que Moreno tendría que haber jugado contra Yugoslavia. Era partido para él más que para “Campitos” (Carlos Campos)...
Sin “Cuá-Cuá” Hormazábal usted no tenía el “8” para el Mundial y tuvo que utilizar a Toro que era el “10”...
“Cuá-Cuá” no le creyó a la cosa... Pero la idea era que jugaran los dos, como hacían y muy bien en Colo Colo. En la nómina de 40 jugadores que se enviaba antes del Mundial, yo tenía listo 39.
¿Esperaba a “Cuá-Cuá”?
Todos creían que el último cupo era para Hormazábal... Al final, inscribí a Luis Hernán Álvarez...
Guillermo Yávar, Francisco Valdés y Orlando Ramírez pudieron estar en la nómina...
Hablé con ellos y les expliqué que eran muy jóvenes, que tendrían otro Mundial por delante...
¿Existía espionaje futbolístico en esa época?
Hernán Carrasco estaba en la sede de Viña del Mar, Francisco Hormazábal en Arica y Hugo Tassara en Rancagua. Antes del partido con Brasil, imagínese si no me preocupaba Garrincha... Carrasco me dijo que en los tiros de esquina, Garrincha corría en diagonal y peinaba en el primer palo. Y de cabeza nos anotó un gol en el Estadio Nacional... De Garrincha se comentaba que la única que sabía era amagar, irse por dentro y salir por fuera, pero él partía antes de partir, eso lo inventó él...
Usted bautizó hinchaguindas a los periodistas... Lo dijo cuando el Presidente de la República Jorge Alessandri concurrió a felicitarlos e ingresó por la cocina, y usted creyó que se trataba de la prensa...
Era un término que venía de Argentina y quería decir hinchapelotas, pero lo usábamos sólo entre nosotros... La verdad de la visita de Alessandri ha sido tergiversada...
Se ha mencionado que sucedió después del partido con Alemania y fue con Brasil... Ocurrió en la casona de Hernando de Magallanes con Cristóbal Colón y algún periodista publicó que Alessandri saltó la acequia del complejo Juan Pinto Durán...
¿Ah, sí? En este living he discutido con “Tito” Fouillioux, Leonel y el “Checho” Navarro porque ellos han dado versiones de que yo estaba leyendo El Mercurio, que me habría referido mal a los periodistas y otros adornos... La entrada principal estaba por Colón, pero no se usaba. A la vuelta, por Hernando de Magallanes, estaba la de servicio y justo cuando llegó el Presidente, manejando él mismo, el carabinero de punto se hallaba en el otro lado. Sentí los alegatos del cocinero diciendo que no se podía pasar y eso fue todo... Alessandri nos dijo que de fútbol no entendía, pero nos felicitó a pesar de la derrota.
Resto del mundo
El 23 de octubre de 1963 usted dirigió la selección “Resto del Mundo” que enfrentó a Inglaterra con ocasión del centenario del fútbol inglés...
Fue un reconocimiento por el tercer lugar de Chile en 1962. Conté con los mejores jugadores (Lev Yashin, Soskic, Djalma Santos, Luis Eyzaguirre, Pluskal, Populhar, Karl Heinz Schnellinger, Dennis Law, Joseph Masopust, Alfredo Di Stéfano, Raymond Kopa, Uwe Seeler, Eusebio, Ferenc Puskas y Gento), pero no pude darme el lujo de dirigir a Pelé, por la oposición de un empresario que lo arruinó, ni a Garrincha, que se encontraba lesionado. Pelé siempre le hizo goles a mis equipos... (Ganó Inglaterra 2-1 con un gol al final y jugaron, entre otros, Gordon Banks, Bobby Moore, Jimmy Greaves y Bobby Charlton).
¿Los tres jugadores más grandes que vio?
Alfredo Di Stéfano, Pelé y José Manuel Moreno, en ese orden. ¿Diego Maradona? Las comparaciones son odiosas, pero vi jugadores tan grandes como Antonio Sastre... René Pontoni... Adolfo Pedernera...
¿Fue el portugués Eusebio lo más parecido que hubo a Pelé? ¿El holandés Johan Cruyff es comparable con Di Stéfano?
Sí. Eusebio fue impresionante. El mundo vino a descubrirlo en el partido que Portugal perdía 3-0 y ganó 5-3 ante Corea en el Mundial de Inglaterra ’66. Como todo superdotado, Eusebio no creaba problemas y te ayudaba en la cancha... Cruyff se parecía a Di Stéfano en la visión del juego y en el despliegue.
La frase de que los grandes equipos se hacen de atrás para adelante...
La inventé yo... El Santos de Pelé jugaba día por medio y convertía tres y cuatro goles por partido, pero hubo un momento en que los rivales lo empezaron a esperar y a hacerle cuatro y cinco goles por no cuidar la cocina...
Dejó Boca Juniors porque le contrataron dos jugadores (Oscar Malbernat y Carlos Pachamé) sin su consentimiento. De ahí viene su anécdota de que si uno necesita un piano y compra un Mercedes Benz, le sigue faltando el piano...
Estábamos para ser campeones, hubo una huelga de jugadores, el presidente Alberto J. Armando nunca aceptó que yo participara y la relación se resintió...
Cuando necesita llamar a Isabel, su fiel asistente, Riera utiliza el canto de los lentes ópticos para golpear un vaso...
Muy pocos saben quiénes fueron los entrenadores del Santos de Pelé (Lula) y del Real Madrid de Di Stéfano (Miguel Muñoz). ¿Por qué empezaron a cobrar tanta importancia los técnicos?
Pienso que por los resultados...
Su rivalidad con Luis Álamos, el “Zorro”...
Fue una polémica más de afuera. Yo estaba en la Católica y él en la “U”, se decía que uno era más práctico y el otro más teórico... Que un estilo de fútbol era más clásico y el otro más táctico... Que uno jugaba más lento y el otro más rápido... Uno dijo algo y el otro contestó mal... Hay momentos en que te conviene jugar más lento, hasta en el tenis se usa eso... A la gira a Europa llevé dos entrenadores: Alberto Buccicardi y Luis Álamos. Y para eso tuve que dejar abajo al utilero (Humberto: Enrique Molina), función que desempeñamos José Ruiz y yo. Todos los primeros tiempos los jugamos bien, después nos caíamos por una cuestión de ritmo. Frente a Bélgica, el propio Álamos dijo que había que tocar y aguantar. Pusimos a René Meléndez, que le paró el tránsito a los belgas y ese fue el primer partido que no perdimos...
¿Su peor momento en el fútbol es el penal que Enrique Marín le sancionó a Alberto Quintano en Lota?
Privó a la “U” de ser campeón en 1980...
Le impidió disputar el título con el Cobreloa que sería dos veces vicecampeón de la Copa Libertadores...
Creo que en el Estadio Nacional le habríamos ganado... Lo que me molesta es que Marín hasta ahora nunca reconoció su error. El trabajaba en el banco en que yo tenía cuenta...
¿Y usted para vengarse se sobregiró?
(Sonríe) Ese equipo de la “U” era muy maduro, adulto, con nivel universitario. Pedí de refuerzo a Héctor Puebla, de Lota Schwager, pero Vicente Cantatore ya lo tenía hablado para Cobreloa. La lógica indicaba que seríamos campeones al año siguiente, pero vendieron a Quintano a la Católica y renuncié.
La sentencia “corner nuestro, gol de ellos” le pertenece...
Eso nació en los entrenamientos de la “U”. Cada vez que teníamos un tiro de esquina a favor, la pelota terminaba dentro de nuestro arco.
Usted se peleaba bastante con el periodismo...
(Precisa) Con algunos periodistas... Admito que ahora, con la moda de la teoría del fútbol, sería insoportable para mí, muy bravo. Viene cualquier cabro que te mete un micrófono en el entretiempo, que habla de que el lado izquierdo... que el derecho... y al final pregunta ¿qué piensa usted?
La huella de la formación de Riera se nota en la cantidad de jugadores suyos que más tarde se transformaron en colegas: la mayoría del plantel de 1962 y de jugadores de la “U”.
¿Es Arturo Salah su mejor pupilo?
El no es un pupilo...
¿Heredero?
Es un amigo. Como Manuel Pellegrini.
¿Es Salah el más parecido a usted, por seriedad y por el concepto de la profesión?
Eso lo dejo a criterio de ustedes. Con Arturo y Manuel tenemos una estimación recíproca.
Pese a la fama de hosquedad que lo acompañó, el “Tata” dio pruebas de su humor varias veces. Como cuando se encontró con un ex jugador que le contó que tenía un fundo en el campo, a lo que Riera contestó: “Me lo imaginaba, no iba a ser en el Paseo Ahumada...” En la despedida, Riera nos va a dejar el ascensor y recita: “No vaya a titular con algo polémico que a estas alturas de mi vida no quiero pelearme con nadie. Y como los periodistas siempre se la sacan con que otros son los que titulan...” La cabra al monte tira...
El “Tata”
Fernando Riera Bauzá, (27 de junio, 1920 – 23 de septiembre, 2010).
Jugador de Unión Española (1937-38), Universidad Católica (1939-50), Stade de Reims, Francia (1950-52), Deportivo Vasco de Caracas, Venezuela (1953), Rouen, Francia (1953-54); de la Selección Nacional en los Sudamericanos de Montevideo (Uruguay ’42), Guayaquil (Ecuador ’47), Río de Janeiro, Sao Paulo, Belo Horizonte (Brasil ’49) y en la Copa del Mundo de Brasil ’50.
Fue Entrenador Diplomado por la Federación Francesa de Fútbol (1954) en Belenenses, Portugal (1954-57), Selección Chilena (1957-62), Benfica, Portugal (1962-63), Selección Resto del Mundo (1963), Universidad Católica (1964-65), Nacional de Montevideo, Uruguay (1966), Benfica, Portugal (1966-68), Universidad Católica (1968), Español de Barcelona, II División, España (1969-70), Selección Chilena (1970-71), Boca Juniors, Argentina (1971-72), Porto, Portugal (1972-73), La Coruña, II División, España (1973), Marsella, Francia (1974), Sporting, Portugal (1974-75), Monterrey, México (1975-76), Palestino (1977), Monterrey, México (1977-78), Universidad de Chile (1978-82), Everton (1983-84), Universidad de Chile (1985-88) y Monterrey, México (1988-89).
en La Tercera, 6 de abril de 1998
No hay comentarios.:
Publicar un comentario