jueves, febrero 25, 2010

"El accidente Pinochet", de Armando Uribe Arce y Miguel Vicuña Navarro

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MVN: Cómo situar el problema del desconocimiento por la población chilena y por los actores que han intervenido dentro y fuera de Chile, principalmente los personeros de gobierno y los representantes de la clase política, de lo que significa el arresto de Pinochet y su trasfondo histórico. Se trata de ignorancia política y jurídica, de una necedad de todo orden, se podría hablar incluso de una especie de debilité -se trata no sólo de una debilidad ética, política, jurídica, por ignorancia histórica, sino de una cierta rusticidad aldeana, que resulta rayana con la debilidad mental.
AUA: El primer fenómeno que hay que tomar en cuenta para entender lo que ha pasado con el accidente Pinochet, como usted muy bien lo ha denominado, consiste en que no es sin embargo un “epifenómeno”. La persona de Pinochet puede ser un epifenómeno, (...) pero este episodio es un fenómeno. Lo primero que hay que tomar en cuenta es que dentro del país Chile los conocimientos que existen, tanto expresados a través de los medios de comunicación como a través de declaraciones formales y actitudes o conductas que han tenido todos los sectores que han intervenido, demuestran una falta de percepción de lo que realmente está en juego en este caso, y que lo está en términos internacionales, en primer lugar para los grandes países metidos, a gusto o no, en esta situación, como en los otros grandes países observadores, o como en países menores. La ignorancia en Chile de lo que realmente está en juego es mayor que en ninguna otra parte del mundo.

Este desconocimiento, esta ignorancia, esta confusión, provienen en primer lugar de algo que no ha sido en absoluto dicho así, aunque ha sido manifestado con otras palabras cuando se habla de que Chile está siendo sometido a una especie de colonialismo o neocolonialismo por parte de países de Europa. En primer lugar, respecto a la denuncia sobre neocolonialismo y la afirmación de soberanía frente al neocolonialismo, hay que decir lo siguiente. En materias económicas, no sólo en las últimas décadas sino desde antes, la dependencia de Chile y la pérdida de soberanía son una constante histórica, notoriamente bajo el gobierno del señor Pinochet. Chile readquirió soberanía económica decididamente con pequeñísimas medidas del señor Frei Montalva, y con grandes medidas bajo el gobierno del señor Allende. Readquirió soberanía económica y por lo tanto soberanía política: la nacionalización del cobre, etc. Bajo el señor Pinochet, Chile fue perdiendo más de lo que había sido la situación previa de décadas anteriores, y fue abandonando plenamente soberanía económica y política. No me estoy refiriendo solamente a cuestiones de fronteras, aunque ahí podría hacer una observación que es conocida por aquellos que entienden de estas cosas dentro de Chile y se atreven a hablar de estas materias. Con los acuerdos Pinochet-Videla del año 78, Chile admitió que respecto a Argentina la zona austral entera era zona litigiosa, lo cual supone como simple declaración ya una pérdida de soberanía Pero mucho más la supuso con los arreglos sucesivos y la mediación papal en que Chile finalmente admitió que el problema, que estaba vivo con Argentina sólo respecto del canal del Beagle y las tres islas, era un problema que se refería a zonas más al norte, incluyendo el Estrecho de Magallanes, la boca de éste y las aguas territoriales de Chile, las aguas de soberanía marítima de Chile. El señor Pinochet con esos arreglos, consecuencia de la mediación papal, admitió una pérdida de soberanía que, en importancia, es más grande incluso que esa otra desagradabilísima pérdida de soberanía, la de Laguna del Desierto, posibilitada por el señor Aylwin dentro del arbitraje respectivo que se decidió bajo el señor Frei Ruiz-Tagle., en que Chile fue derrotado; aunque en términos de espacio territorial perdió menos que con las medidas del señor Pinochet respecto de Argentina y con la manera como desembocó la mediación papal y el trato sucesivo.

Pues bien, la pérdida de soberanía económica ha sido mucho más grave todavía. Se ha olvidado, no ha sido mencionado sino una sola vez, en un documento que tiene circulación privada, de esos que llaman newsletters, sólo una vez y recientemente hace pocos días se ha recordado que para salir de los problemas de la crisis de los años 8l-82, el Estado chileno del señor Pinochet asumió la deuda externa privada como deuda del Estado y llegó a acuerdo con los acreedores en que se reconoce jurisdicción externa para decidir los problemas que haya respecto del arreglo en cuanto a la deuda externa asumida por el Estado, admitiendo que ¡se aplicaban las leyes y la jurisdicción del Estado de Nueva York! Y se contempló que pudieran ser embargados bienes fiscales y bienes nacionales de uso público. Esa es una pérdida de soberanía mucho más neta que el que esté siendo juzgado el señor Pinochet ahora por un juez o por la Corte de los Lores, y después por un juez español sucesivamente en España. Mucho más grave fue lo que hizo el señor Pinochet entregando soberanía al pretender arreglar la deuda externa chilena en esos años. Y eso ¿no es mencionado? ¿Se puede admitir tal cinismo e hipocresía?

Había que mencionar también la pérdida en la minería sobre la base de las concesiones de exploración y pertinencias, y la entrega de la energía y de prácticamente todos los recursos estratégicos del Estado...
Eso es una pérdida de soberanía neta. Yo no había mencionado esos casos, a pesar de que usted bien sabe que me dedico al Derecho de Minería. No sólo en materia minera, de gran minería del cobre en forma específica, y en otros casos como el litio, se ha suscitado una pérdida de soberanía sobre recursos básicos nacionales que no tiene nombre ni precedentes en Chile. Es mayor de la que ocurría antes de la nacionalización del cobre por Allende. Y por cierto lo que usted dice respecto de la energía. Se trata de pérdidas de soberanía causadas por el gobierno del señor Pinochet y los sucesivos, porque esto continuó bajo el señor Aylwin y siguió bajo el señor Frei con la continuidad que ha habido desde la dictadura hasta lo que hay ahora, 25 años después. Pues bien, no lo había mencionado porque incluso me refiero a ello con mayor extensión en el libro llamado Carta abierta a Patricio Aylwin. Y en materia de energía esto es insoportable. Y en materia de derechos de agua, porque junto con la energía salió fuera del país la propiedad de alrededor del 70 por ciento de los derechos de agua, como lo dijo en un artículo al iniciarse el escándalo de Enersis y demás, el señor Genaro Arriagada, actualmente embajador en Washington. Eso no ha sido recogido por casi nadie que yo sepa, sino en el libro Carta abierta a Patricio Aylwin. Estas son pérdidas de soberanía mucho más graves que el que un individuo chileno, cualesquiera hayan sido sus funciones previas, esté siendo juzgado fuera del país.














1999







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