viernes, diciembre 12, 2008

"El primer libro", de Soledad Fariña

Dos poemas




TODO TRANQUILO, INMÓVIL



Había que pintar el primer libro pero cuál pintar
cuál primer     tomar todos los ocres         también
el amarillo oscuro de la tierra
capas unas sobre otras: arcilla terracota ocre
arañar un poco      lamer los dedos para formar
esa pasta ligosa
untar los dedos      los brazos    ya estás abierto
páginas blancas abiertas        no hay recorrido previo
tratar de hendir los dedos

- Por qué tan tristes        por qué así estos colores,
  dicen, preguntan los choroyes de alas verdes
  que pasan en bandadas
- Por qué esa oscuridad, gritan
- Hay un negro que sombrea      que nos cubre

Se alejan pero no alcanzan a ver el rojo que descubro
Debajo de mi axila.

- No hay claridad, no hay claridad, graznan
- Ha caído la nube gris sobre mi vuelo: eran granizos
   era hielo el que quebró mis alas

Y ahí en las alambradas, suspendido su vuelo
se dan a murmurar

todo tranquilo      inmóvil     apacible






HAY UNA SUAVIDAD EN ESE MONTE
EN ESA CURVATURA




Diluida cae     deviene la arcillosa
las yemas esparcen la tintura acuosa por esa
superficie curva




- Hay una suavidad en ese monte en esa
  curvatura, susurran los choroyes,
  hay una tibieza incitadora, hay unos
  misterios insondables en esa curvatura




Acaricia la tinta, bajan las yemas acariciando
con ademanes suaves, pero hay un musgo adherido
hay una maraña tupida que estorba       detiene
el deslizar
separan los machetes afilados la maraña
tupida







1985













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