A lo lejos creo oír canciones,
sacras melodías,
brillos de madera negra
y la mirada en muslo y éxtasis.
Ordeno en rito mi cabello público,
aliciente, lacerado.
No sonrío.
Mi ebriedad, apenas, se esconde tras la borra del café,
y mis piernas leves, separadas,
dejan ver la oscura brecha,
renovada tras el sexo de mañana.
Busco entre mis nalgas la señal,
el exacto fin de nuestras llagas.
Sin embargo viene y va,
la fiel cadencia que emociona,
mi lamento,
mi final,
mi estigma único.
1 comentario:
Dice: Ordeno en rito mi cabello público... suena bien pero vi este mismo poema en otros sitios y decia: Ordeno en rito mi vello púbico... No tengo claro cual es el correcto...
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