Carta
XV
Señorita
Le escribo con sangre bárbara a fin de que se bañen
vuestros ojos en la fuente de mi vida. ¡Que no pueda beberla al mirarla! De
vuestra crueldad obtendría más en una hora que lo que obtuve de vuestro afecto
en diez años: sólo por ella vería unir mi alma a la vuestra.
Figúrese, pues, mis ideas pintadas con mi sangre, mas
mi sangre tal y como humeaba en mis venas: impresionada aún por las ideas que
había recibido del dolor. Sí, al escribirle oía destilar mi corazón por mi
pluma [1], porque a falta de las lágrimas que mis infortunios han agotado, no
he encontrado en mi casa más que a este esclavo que hubiera podido mantenerle.
El Sol, más bilioso que usted, es por tanto más
compasivo: no consume nada, puesto que allí no encuentra ni una lágrima; pero
usted es, sin duda, un Sol extraño y así lo creo porque el de allá arriba no se
aloja más que un mes en una casa y vuestro huésped, en cambio, se queja de que
hace ya tres que está en Géminis [2]; es quizá la razón que me ha impedido
durante tanto tiempo verle.
Ahora bien, para pasar de las supersticiones de antaño
a las del presente y acomodarme a los comentarios que corren sobre vuestra
conversión, no puedo verla ahora, porque los santos se han escondido en
Cuaresma [3]. Mi fe, por lo tanto, me hace llegar a Pascua antes de la Semana
Santa, donde ya me encuentro…
Señorita,
vuestro servidor
Originalmente en Lettres, 1654
Notas
[1]
La pluma es metafóricamente asimilada a un alambique por el que se destila el
corazón y se transforma en tinta, que es líquida.
[2]
El signo de Géminis es muy voluble porque pertenece al elemento aire y la dama
parece no decidirse en los últimos tres meses. Además es el tercer signo del
zodiaco y se aloja en la llamada Tercera Casa.
[3]
Cyrano le reprocha a su amada que se haya recogido en casa en tiempo de
Cuaresma como mujer santa. Cyrano se anticipa a la Pascua de Resurrección antes
de la Semana Santa: no cumple con los preceptos católicos.
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