lunes, diciembre 29, 2025

«Nada dos veces», de Wisława Szymborska

Versión de Juan Carlos Villavicencio




Nada sucede dos veces 
ni sucederá. Por eso 
nacimos sin experiencia, 
y moriremos sin rutina alguna. 

Aunque fuéramos los alumnos
más torpes en la escuela del mundo,
no repetiremos 
ningún invierno ni verano. 

Ningún día se repetirá,
no hay dos noches iguales,
ni dos besos iguales,
ni dos miradas iguales a los ojos.
 
Ayer, cuando alguien pronunció 
en voz alta tu nombre junto a mí, 
sentí como si una rosa 
hubiera entrado por mi ventana. 

Ahora que estamos juntos, 
vuelvo la cara hacia la pared. 
¿Una rosa? ¿Cómo es una rosa? 
¿Es una flor? ¿O acaso una piedra?
 
Dime ¿por qué, malvada hora, 
te mezclas con un miedo innecesario? 
Aquí eres, así es que tienes que pasar. 
Pasarás — y por eso es hermoso todo esto.
 
Sonrientes, abrazados,
intentaremos estar de acuerdo
aunque seamos tan distintos 
como dos gotas de agua pura. 



en Llamando al Yeti, 1957















domingo, diciembre 28, 2025

«Trópico de Capricornio», de Henry Miller

Fragmento / Traducción de Carlos Manzano



Anaïs Nin y Henry Miller


 
En la tumba que es ahora mi memoria la veo a ella, a la que amé más que a nadie, más que al mundo, más que a Dios, más que a mis propias carne y sangre. La veo pudrirse en ella, en esa sanguinolenta herida de amor, tan próxima a mí que no podría distinguirla de la propia tumba. La veo luchar para liberarse, para limpiarse del dolor del amor, y sumergirse más con cada forcejeo en la herida, atascada, ahogada, retorciéndose en la sangre. 

Veo la horrible expresión de sus ojos, la lastimosa agonía muda, la mirada del animal atrapado. La veo abrir las piernas para liberarse y cada orgasmo es un gemido de angustia. Oigo las paredes caer, derrumbarse sobre nosotros y la casa deshacerse en llamas. Oigo que nos llaman desde la calle, las órdenes de trabajar, las llamadas a las armas, pero estamos clavados al suelo y las ratas nos están devorando. La tumba y la matriz del amor nos sepultan, la noche nos llena las entrañas y las estrellas brillan sobre el negro lado sin fondo. 

Pierdo el recuerdo de las palabras, incluso de su nombre que pronuncié como un monomaníaco. Olvidé qué aspecto tenía, qué sensación producía, cómo olía, mientras penetraba cada vez más profundamente en la noche de la caverna insondable. La seguía hasta el agujero más profundo de su ser, hasta el osario de su alma, hasta el aliento que todavía no había expirado de sus labios. Busqué incansablemente a aquella cuyo nombre no estaba escrito en ninguna parte, penetré hasta el altar mismo y no encontré… nada. 

Me enrosqué en torno a esa concha de nada como una serpiente de anillos flameantes, me quedé inmóvil durante seis siglos sin respirar, mientras los acontecimientos del mundo se colaban y formaban en el fondo un viscoso lecho lleno de moco. Vi el Dragón agitarse y liberarse del dharma y del karma, vi a la nueva raza del hombre cociéndose en la yema del porvenir. Vi hasta el último signo y el último símbolo, pero no pude interpretar las expresiones de su rostro. Sólo pude ver sus ojos brillantes, enormes, luminosos, como senos carnosos, como si yo estuviera nadando por detrás de ellos con los efluvios eléctricos de su visión incandescente. 




1939















sábado, diciembre 27, 2025

«Monje solitario», de Ta Kuei

Versión de Juan Carlos Villavicencio




Bajo los pinos habita una esencia 
oscura.
Un monje se sienta o
se acuesta, solo.
Cuando tiene hambre, encuentra 
fruta ya caída; cuando tiene sed,
bebe del mate.













viernes, diciembre 26, 2025

«Ovni 78», de Wu Ming

Fragmento / Traducción de Juan Manuel Salmerón Arjona 





8. ROMA, MIÉRCOLES 15 DE MARZO 


Esa noche, Martin Zanka escribía de verdad, tecleando en su Olivetti Lettera 35. 

En lo alto de la hoja ponía: «Ovni 78. Discurso inaugural». En esta introducción, debía presentar al invitado de honor, nada menos que Allen J. Rynek. El ufólogo americano estaba de gira por Europa: llegaba en el último vuelo de París y partía el sábado para Estados Unidos. Después de él intervendría el indómito Casella y Zanka suponía que habría polémica. 

El trotskista brasileño Romulo Casella (1913-1983), exiliado en Roma desde 1964, tenía una teoría política del fenómeno de los ovnis, según la cual una civilización tan evolucionada que pudiera recorrer distancias siderales para llegar a nuestro plantea no podía ser sino comunista. Por ello, el contacto con los extraterrestres había que buscarlo en clave de «interplanetarismo revolucionario» y en contra de los amos de la Tierra. De hecho, Casella deseaba la invasión alienígena. Según él, el proletariado saldría beneficiado y debía prepararse para recibirla. 

La cercanía de Zanka al Partido Comunista, aunque hacía tiempo menos estrecha, ya había sido blanco de los ataques del sudamericano en algunos artículos publicados en la revista Cosmos Rojo. Zanka no hacía caso. Lo que sí le preocupaba eran las posibles escaramuzas que tuviera con el liberal yanqui Rynek, al que Casella lanzaba críticas muchos más aceradas. Una en particular podía hacerla en el congreso. Casella acusaba al estadounidense de estudiar el contacto con formas de vida alienígenas desde un punto de vista clasista y wasp. En su ensayo La realidad de los ovnis, Rynek consideraba más fiable el testimonio de «encuentros del tercer tipo» cuando los protagonistas eran ciudadanos normales y corrientes, no sospechosos de ningún tipo de desviación. Entre los testigos que para él eran dignos de crédito, no figuraban hispanos, italianos ni asiáticos, y Casella se apostaba lo que fuera a que tampoco había afroamericanos. 

Zanka podía estar de acuerdo con él, pero temía que el debate descarrilase. Al mismo tiempo, la presencia de estudiosos tan diferentes enriquecería el congreso y su cometido era hacer que fuera un intercambio fructífero. 

Ya había llenado dos páginas de apuntes cuando sonó el timbre. 

Esa noche no esperaba visitas. El timbrazo lo dejó desconcertado. Quizá era un vecino que venía a pedir sal o azúcar. Se levantó y fue a abrir. 

–¿Qué hacéis aquí? –preguntó sin dar crédito a lo que veía. 

–¿Podemos entrar? –preguntó a su vez Vincenzo. 

–Hola –dijo simplemente Rossella. 

Zanka les dejó pasar y los condujo al salón. Vio que llevaban una maleta. Vincenzo se adelantó. 

–¿Podemos quedarnos un par de días? 

Zanka miró primero a su hijo y luego a Rossella, que tenía una cara angelical. 

–Claro. Pero ¿por qué no me has llamado? 

–Lo he hecho. Pero no daba línea. 

Era verdad. Para que no lo molestaran, Zanka había desenchufado el aparato por la mañana. 

No preguntó qué hacían ahí. No se atrevía. Intuía que pasaba algo grave. Había dejado a su hijo cantando las excelencias de Tanur y ahora se presentaban allí, él y su novia, aunque no era exactamente su novia, como dos refugiados, sin dar explicaciones. 

Cenaron en silencio una pasta con salsa que Zanka preparó y solo entonces se decidió Vincenzo a desahogarse. Aprovechó un momento en que Rossella fue al baño a vomitar. 

–Viene a abortar. 

–Veo que os habéis decidido –comentó Zanka. 

–Lo decide ella. Aún está pensándoselo. Mañana vamos a un consultorio de unas feministas que hay en San Lorenzo. 

–Haces bien en acompañarla –comentó Zanka, pero enseguida le pareció una frase de circunstancias. 

En aquellos meses, todo el país debatía sobre la interrupción voluntaria del embarazo. En el Parlamento se discutía la ley que despenalizaría y regularía esta práctica. Los últimos años, las activistas del Partido Radical y del CISA, el Centro de Información sobre la Esterilización y el Aborto, ayudaban a quienes querían abortar facilitando su viaje a países donde la práctica era legal o recurriendo a clínicas «amigas», tras lo cual solían denunciarse a sí mismas para hacer pública su desobediencia. Había muchas posibilidades de que la ley se aprobase, porque los únicos que se oponían eran los democristianos y los neofascistas. Estaban a favor de ella, además de los radicales, los comunistas, los socialistas, los socialdemócratas, los republicanos y los liberales. Había un clima de desafío ciudadano que amenazaba con provocar una crisis de gobierno. 

–Hemos venido corriendo. Podíamos haber ido al CISA de Florencia, pero Rossella leyó lo del consultorio en una revista... Además, le dije que aquí –hizo un vago gesto con las manos– teníamos donde alojarnos.

Zanka tomó un cigarrillo y ofreció otro a Vincenzo. Los encendieron y fumaron mirándose a través de las volutas de humo, pero los apagaron cuando Rossella volvió del baño, pálida y desencajada. Vincenzo le hizo sitio en el sofá. 

–¿Te encuentras bien? 

–Ahora mejor, sí –contestó la joven. 

Rossella Hilzer era muy guapa de joven. Sigue siéndolo hoy día, aunque tiene algo glacial en la expresión y en los rasgos de la cara que entonces era casi imperceptible, al menos en las fotografías. 

–Voy a llamar a Tanur –dijo Vincenzo levantándose– para decirles que hemos llegado. 

Zanka se quedó a solas con Rossella. No tenía ninguna familiaridad con chicas de la edad de su hijo y se limitó a preguntarle, cohibido, si deseaba algo. 

–No, gracias –dijo ella–. Es que estoy muy cansada. 

Le dijo que le enseñaría el dormitorio de Vincenzo. No era muy grande, pero la cama era bastante cómoda. Si no cabían, su hijo podía dormir en el sofá. 

–Tienes una casa curiosa –dijo ella–. Llena de cosas. Vincenzo me lo había dicho. 

–Demasiadas cosas –dijo Zanka–. Tendría que empezar a deshacerme de algunas. 

–Todas esas estatuillas... –continuó Rossella paseando la mirada por los estantes–. Parece un belén, un belén, un belén de ciencia ficción. 




 2022





























jueves, diciembre 25, 2025

«Por qué la experiencia no es maestra de nadie», de Leonard Cohen

Traducción de Juan Carlos Villavicencio




No es mío — el cuerpo que te fue prometido
está enterrado en el corazón 
de una máquina inservible
que nadie puede detener ni hacer partir.

¿Te acostarás con él? Podrías cavar muy hondo
—escapar de una o dos leyes— ver un rayo
de luz. Nunca 
lograrás acercarte al corazón.

Lo intenté —soy el mismo— vengo igual.
Quería que mis sentidos deliraran.
El rayo sólo fue una luz cualquiera.
¿No hay nada que te retenga aquí, mi amor, mi amor?




en Flores para Hitler, 1964

















miércoles, diciembre 24, 2025

«Belén», de Ana María Oviedo Palomares





 
Mi madre
dice que hace más de dos mil años
una estrella
iluminó durante días el cielo
después de un nacimiento.

Aquí siguen naciendo niños cada día.
Yo me pregunto si todos no merecen
la claridad,
su común lucero.

Me responde
un resplandor de cohetes y misiles,
no traen mirra,
incienso ni oro.

Hace tiempo ya
no conocen más ofrenda que la guerra.



































martes, diciembre 23, 2025

«La puerta», de Simone Weil

Traducción de María Tabuyo y Agustín López



 
Ábrenos ya la puerta y veremos los vergeles,
Beberemos de sus aguas frías que aún conservan la huella de la luna.
El largo camino arde hostil a los extraños.
A ciegas erramos sin encontrar el lugar.

Agobiados por la sed, queremos ver las flores.
Esperando y sufriendo, henos por fin aquí delante de la puerta.
A golpes la abatiremos, si es preciso.
Golpeamos y empujamos, pero es demasiado firme.

Sólo nos queda languidecer, esperar y mirar en vano.
Contemplamos la puerta, cerrada, inconmovible.
Fijamos en ella nuestros ojos, llorando bajo el tormento;
Sin dejar de mirar la puerta, el peso del tiempo nos abruma.

La puerta está ante nosotros; ¿de qué nos sirve querer?
Mejor marcharse y abandonar toda esperanza.
No entraremos jamás. Cansados estamos de verla…
La puerta, al abrirse, dejó pasar tanto silencio…

Ni flores ni jardines suntuosos;
Tan sólo el espacio inmenso donde están el vacío y la luz,
Se hizo de súbito presente y colmó el corazón,
Lavando los ojos casi ciegos por el polvo.




en Pensées sans ordre concernant l'amour de Dieu, 1962
















lunes, diciembre 22, 2025

«versare», de Diego Alegría

fragmento de «estancias»



y si acaso



las palabras fueran



palabras y no cosas



tras el silencio



sobre la colina



como campanas de aire



en una habitación



sin muros



ni puertas



cuando el cuerpo deja



de sentir el cuerpo



y la piel comienza a ser



la superficie de la sábana



y el ojo deja



de distinguir la noche



entonces



una a una



decantaron las voces



un temblor vacío



una fuerza interior



abriéndose



recreándose



nacidos otra vez



otra vez muertos



cuando no hay sonido



pero algo se observa en el silencio



cuando no hay mirada



pero algo se escucha en lo informe



y sin embargo



los umbrales



como si tras



un velo negro



se escondiera



siempre otro



más profundo



el susurro lluvioso de un poema



el llamado de una boca enmudecida






Publicado por Ediciones Tácitas, 2024




















domingo, diciembre 21, 2025

HOY domingo último día de Descontexto Editores en La Furia del Libro en el GAM




 
HOY domingo
nuestro último día en el stand 30
de La Furia del Libro
en el GAM
(Metro Universidad Católica – Barrio Lastarria)
hasta las 21 hrs.







sábado, diciembre 20, 2025

«Cantico del sole», de Ezra Pound

Traducción de Armando Roa Vial





El pensamiento de lo que este país llegaría a ser
si los clásicos contaran con una amplia circulación
                           inquieta mi sueño.
El pensamiento de lo que este país
El pensamiento de lo que este país
El pensamiento de lo que este país llegaría a ser
si los clásicos contaran con una amplia circulación
                           inquieta mi sueño.
Nunc dimittis, ahora permite a tu servidor,
ahora permite a tu servidor
                           irse en paz.
El pensamiento de lo que este país
El pensamiento de lo que este país
El pensamiento de lo que este país llegaría a ser
si los clásicos contaran con una amplia circulación…
                           ¡oh, sí!,
                           inquieta mi sueño.



Publicado por Descontexto Editores, 2025










Cantico del sole

The thought of what America would be like / If the Classics had a wide circulation / Troubles my sleep, / The thought of what America, / The thought of what America, / The thought of what America would be like / If the Classics had a wide circulation / Troubles my sleep. / Nunc dimittis, now lettest thou thy servant, / Now lettest thou thy servant / Depart in peace. / The thought of what America, / The thought of what America, / The thought of what America would be like / If the Classics had a wide circulation / Oh well! / It troubles my sleep.








viernes, diciembre 19, 2025

«Monteverdi: Venecia / 29 —XI— 1643», de Lucas Margarit





 

V E N E C I A
2 9          — X I —       1 6 4 3




en el lecho inanimado
del canal
un cangrejo se desplaza 
entre arena y huesos,
entre la basura y las imágenes:

lo oscuro se vuelve oscuridad
y lo claro, sangre

flota un ataúd entre dos barcas
el cajón va hacia la otra orilla
de un canal aislado del aire y del dolor

la lengua del viento que no habla
cubre el cuerpo del río que no habita

vas Claudio sin ropaje ni velos
sin mortaja y sin tinta en tus manos ahora quietas

¿será la fábula del mar y de la peste?

flota el cajón 
y también papeles guardados en tus bolsillos,
se derrumba el invierno frente a la iglesia de los alucinados

Claudio, yaces detrás de un espejo
para cerrar los ojos ante un atardecer velado




Publicado por Descontexto Editores, 2025


















jueves, diciembre 18, 2025

«Usted sabe muy bien…», de Jaime Huenún





Usted sabe muy bien
que un mundo viejo
desaparecerá conmigo.
Una oblicua manera de fumar
sin que el humo ofrezca sombra a las paredes;
una lenta manera de chocar con el sol
sin que sangren las fuentes de la plaza.
Usted sabe muy bien
que conmigo en la rodada
perderán intensidad y altura
las palabras y canciones de mi madre,
los bárbaros insultos de los cantineros,
los chismes de putas y beatas
unidas por el fuego y el invierno
en los cenicientos conventillos del sur.
Ciertos sueños tormentosos
se esfumarán para siempre
en la faz cambiante de la noche.
Ciertos vagos animales nocturnos
-horrendos y felices-
se fugarán transparentes
de mis secretas guaridas personales.
Los impuestos pagados a los árboles
consumidos serán por la sevicia.
Caerán los gobiernos de mi vida
–sin disparos ni bandos ni proclamas–
en un hoyo sin fondo ni virtud.




en Crónicas de la Nueva Esperanza, LOM, 2024















 

miércoles, diciembre 17, 2025

«Improbable», de Bibiana Bernal




 
Nadie es el otro,
ahora que un cerrojo
es certeza del regreso.

Al cerrar la puerta
que abre el universo habitual,
del otro lado quedan los gestos
que trazaron su mundo en otra realidad.

Al abrir la valija,
el viento que entra por la ventana
agita la ropa y propaga un olor
a encuentro imposible
a calle desierta en la madrugada
a sudor de un día que terminó al día siguiente.

De quién es el equipaje que trajo,
si todo huele a alguien que no retornó,
se pregunta la recién llegada.




en Pájaro de piedra, 2017


















lunes, diciembre 15, 2025

«Hacia un textil», de Rafael Espinosa




 

Si a la multitud se le introduce
en un poema donde se reproduce apenas
sus consignas, desde luego
será pisoteada por los equipos
de la policía, sabrá demasiado de caballos.
Se le condena al lugar de sus lemas,
insistir con un supremacismo de la papa.
Alguien tendría que revelar la mentira
y mostrarla libre, como subcutáneamente
es, para ser y vociferar siempre.
Quién dijera que lo haría yo, el segundo
más amargo de los plantígrados, ahora
que acabo de venir del mar
de donde traje vastedad y una piedra.
Lo lejano ensambla lo inverosímil de mi cuerpo.
Con azúcar en polvo ocupando
el lugar del pensamiento, mis ojos ven,
mi lengua es la vocal de la escucha
y mi piedad, además de los malos
poetas, perdona a los verdugos.
Marcho bajo las nubes.
La multitud, de modo patente,
conforma un ser primero; existe
antes que los impulsos individuales
y desea pernoctar. Alcanza
la cima de su voluntad cuando
el pescador le lanza el problema
de su sueño. Producto
del despertar son clamor en los postigos
y luz de playa. Hasta que se hace de noche
y debe sacarse la lupa para leer. Leemos
que un día real no conoce término.
Comienza en el momento justo
que el vapor de otro ser lacera
el olfato, como una bomba lacrimógena,
y termina donde las palabras por fin se articulan.
Descansa en desiertos que sufren el peso
de fósiles. Sarmientos de la historia.
Sigue donde las futuras bellotas hibernan.





en Dodecaedro, Librería Inestable, 2024



















domingo, diciembre 14, 2025

«Patria mía», de Ibrahim Tuqan

Versión de Juan Carlos Villavicencio




Patria mía
Patria mía
Gloria y belleza
Excelencia y hermosura
En tus colinas
La vida y la salvación
Bajo tu cielo
El placer y la esperanza
¿Te volveré a ver?
A salvo y cómoda
Honrada y profunda
¿Te volveré a ver?
En tu honor
Alcanzarñe las estrellas
Patria mía
Patria mía


              *   *   *


Los jóvenes no se cansarán
Su objetivo es tu independencia
O morirán por ella
Beberemos de la muerte
Pero no seremos esclavos de nuestros enemigos
No queremos
Ser humillados por siempre
Ni queremos
Una vida miserable 
Pues volveremos
A revivir nuestra gloria
Patria mía
Patria mía


              *   *   *


La espada y la pluma
Son nuestros símbolos
No hablar ni discutir
De nuestra gloria y pacto
Y es que el deber de cumplirlos
Nos sacude
Nuestro honor
Es una causa honorable
Una bandera alzada
Oh, tu belleza
En tu honor
Venceremos a tus enemigos
Patria mía
Patria mía