jueves, septiembre 29, 2011

"Barrabás", de Pär Lagerkvist

Fragmento




Todos los cristianos, acusados de haber desencadenado el incendio fueron reunidos en la prisión debajo del Capitolio; entre ellos se hallaba Barrabás. Lo habían sorprendido en flagrante delito y, después de la audiencia, fue incorporado a los presos. Era uno de ellos.

La prisión había sido cavada en la roca misma y la humedad destilaba de los muros. En la penumbra reinante no podía verse sino vagamente y Barrabás se aprovechaba de ello. Sentado aparte, en la paja podrida, escondía el rostro todo el tiempo.

Los demás habían hablado mucho del incendio y de la suerte que los esperaba. Si se los acusaba de haberlo provocado era para dar una razón con el fin de encarcelarlos y condenarlos. Los jueces sabían bien que no lo habían hecho. Ninguno de ellos había sido apresado en el lugar; no habían salido de sus casas desde que se les advirtió que empezarían las persecuciones y que el sitio de su reunión en las catacumbas había sido descubierto. Eran inocentes. Pero ¿para qué les servía? Todo el mundo quería creer que eran culpables. Todo el mundo quería creer lo que gritaba en las calles el populacho pagado para ello: «¡Son los cristianos ¡Son los cristianos!»

—¿Quién les ha pagado? —preguntó una voz en la oscuridad.








1950










No hay comentarios.: