No llevaba el gran puente hacia ti.
A una orden tuya te habría dado alcance
navegando hasta en las cloacas.
Pero mis fuerzas, con el sol en los cristales
de las varandas, se iban agotando.
El hombre que predicaba bajo la Media Luna
me preguntó: "¿Sabes dónde está Dios?" Lo sabía
y se lo dije. Movió la cabeza. Se esfumó
en el torbellino que arrastró hombres y casas
y los alzó a las alturas sobre la oscuridad.
Edimburgo
en La bufera e altro, 1956
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