El poema no escrito que se ríe del verbo
paraliza mi mano sobre el papel en blanco.
La cabeza es un bosque, otra vez, y la mano, un insecto con
el que juega la monstruosidad
y de la lengua escapan las palabras que la acosan
como de un pobre diablo sus sueños de grandeza.
Semejante oscuridad bien podría anunciar el nacimiento de
un poema feliz que ojalá fuera éste.
Ojalá, ojalá. Quiero volver al bosque,
mis palabras me llenan: voces que debo interpretar: un
canto como de hojas, anterior al lenguaje,
la esperanza, a través de los árboles, de encontrarse en la
perla del bosque
con una "luz no usada" que lo ilumine todo en el espacio
de un instante de siempre
y olvidando el lenguaje que repta, abrir el corazón al canto
que lo colma.
El corazón: la boca del poema imposible
tan parecido a la felicidad.
en Antología al azar, 1981
Contribución indirecta a Dscntxt de Luis Hernández
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